“Medalla de Lima” para José David
Escribe, Efraín Gómez Pereira
Fue una jornada cargada de emoción que terminó con la degustación de un jugoso pollo a la brasa, en el céntrico jirón Unión de Lima. El agasajado quería pollo con harta crema y no había vuelta que darle.
En el día de Lima, invitados por la Municipalidad Metropolitana, llegamos a la Plaza Mayor, superando escollos de seguridad policial en las avenidas de acceso, necesarios por la ocasión.
Lima de aniversario tenía la visita de provincianos del sur del país, que llegaban en bloqueadas y piquetes, para la “toma de Lima”, exigiendo la renuncia de la presidenta de la República, Dina Boluarte y el cierre del Congreso. Seguridad por todas las esquinas.
José Williams, presidente del Congreso y Rafael López Aliaga, alcalde metropolitano, flanquean a José David y su Medalla de Lima.
Lima en enero, es Lima en calor. Como buen serrano, aguanté estoico los ajustes de un terno de lanilla que sacudimos del ropero, pues la ocasión lo ameritaba. Accedí sin dificultades a Palacio Municipal, donde estaban José David, el homenajeado, y Gloria, su madre, tan o más emocionada que los propios.
La razón de la invitación a tan magna ceremonia era José David Gómez Pineda, mi hijo, quien recibiría la “Medalla de Lima”, máxima condecoración que otorga la Municipalidad Metropolitana, a personalidades que, por su calidad humana, trayectoria artística y promoción de los derechos de las personas con discapacidad, aportan a la cultura del país.
El reconocimiento fue entregado por el alcalde metropolitano, Rafael López Aliaga y el presidente del Congreso de la República, José Williams, durante la Sesión Solemne por el 448 aniversario de la fundación de Lima.
Un impresionante marco de emociones que convocó ministros, congresistas, alcaldes, diplomáticos, y personalidades de diversas líneas que también, al igual que José David, regresaron a casa con su “Medalla de Lima” colgada al cuello.
El Salón de Sesiones del Palacio Municipal, ovacionó a los empresarios, emprendedores, promotores sociales y deportistas homenajeados: Carlos Añaños, Delfina Baylón, Jennifer Jiménez, Javier Musiris, Juan Pumayauli, padre Omar Sánchez, Julio César Uribe y Erasmo Wong.
José David Gómez, artista de 27 años, con Síndrome de Down, es un apasionado de la música, la danza y la actuación, y en los últimos años, ha paseado su arte y mensaje de inclusión, a diferentes escenarios del país y del extranjero, donde recibió el reconocimiento de entidades públicas y privadas. Ha viajado a Argentina, México, Ecuador, Colombia, Chile y Estados Unidos.
En 2109, en Washington recibió el International Gold Excellence Awards, de Peruvian American National Council en reconocimiento a su labor como promotor de derechos de las personas con discapacidad a través del arte. En 2021, fue nominado como Joven del Bicentenario, por la revista Caretas, valorando su aporte a los derechos e inclusión.
Con este nuevo galardón nacional, en el presente año espera volver a viajar fuera del país, representando a Perú y llevando su mensaje de aliento a más familias, a través de la música y la danza, artes que practica desde que tenía cinco años de edad.
Mi orgullo de padre reclama babero extra largo. Pues el mérito alcanzado por José David, a quien, a horas de nacido, algún médico desinformado le calculó muy poca existencia, rebasa todas las expectativas esperadas por el entorno familiar.
Es la evidencia de que un trabajo –sí, trabajo-, organizado, metódico, disciplinado y constante, puede alcanzar estos resultados. José David, hechura de su madre, Gloria, es un trabajador incansable por la vida.
Desde los quince días de nacido ingresó a terapia física. Escuelas especiales y centros de tratamiento también especiales donde encontramos manos y mentes serenas que nos acompañaron en los primeros y constantes intentos; han permitido que este jovencito de 27 años, siga escalando y mostrarle a la sociedad, muchas veces hipócrita o inhumana, que la discapacidad no es incapacidad, y que el lema deportivo tantas veces arengado, también se aplica en este trabajo: Sí, se puede.
Ah, el pollo a la brasa fue pagado por José David, propina al mozo incluida. Muestra de que también genera sus ingresos propios. ¡¡Pásenme un babero!!