domingo, 31 de julio de 2022

Juan Ccorahua Chuima, atleta lambramino

Juan Ccorahua Chuima, atleta lambramino
Escribe, Efrain Gómez Pereira

Hay historias personales que merecen ser citados como ejemplos de vida, para que las actuales y venideras generaciones, tan acomodadas a lo fácil, lo mediato, lo frágil o descartable; puedan tomar nota y seguir esas huellas dejadas por hombres y mujeres que se hicieron solos.

Juan de Dios Ccorahua Chuima, natural de Lambrama (1937), es un claro ejemplo de lo señalado. Desarraigado de sus querencias naturales, apenas a los diez años de edad, supo caminar un empedrado de dificultades y penurias que los sorteó con valor, decisión, serenidad y mucha disciplina.

Hoy, a los 85 años, es un viejo saludable, orgulloso de su raíz lambramina y su afincada emoción trujillana, ciudad norteña donde reside desde siempre. Es un destacado y reconocido fondista que compite en las grandes ligas del atletismo peruano desde hace 25 años, sumando en cada experiencia premios, medallas, trofeos y, sobre todo, aplausos y admiración.
Cosecha de medallas en más de 25 años de competencia. 

Un camino empedrado

Con estudios de Primaria básica en Lambrama, llegó a la capital, para vivir en el Callao, como trabajador doméstico, limpiando y lavando en el hogar que lo acogió. Cada actividad desarrollada era una lección para Juan de Dios. En todo lo que hacía, ganaba aprendizaje que año tras año, se iban sumando para fortalecerlo como proyecto.

Parte de su infancia y adolescencia lo pasó con los Dominicos en Cusco, con quienes aprendió la disciplina, orden, puntualidad y el respeto, valores que practica sin pausas e inculca entre los suyos.

En Trujillo culminó la educación primaria en una escuela nocturna, como todo escolar que debe ganarse el pan de cada día, precisamente en el día; e hizo la secundaria técnica en el Instituto de Comercio, a donde llegó tras superar dificultades burocráticas gracias a que la casualidad puso en su camino a un sacerdote amigo, quien hizo de su apoderado.

Fue, sin duda, una etapa de formación muy esforzada para un adolescente y joven, enfrentándose a las exigencias naturales de la vida sólo, sin más compañía que su mismo empeño, su voluntad y el recuerdo de sus padres y hermanos.

Su ansiado sueño de pasar por las aulas de emblemático colegio San Juan de Trujillo, no pudo concretarse, llevando sus pasos al Instituto de Comercio, para hacer de la Contabilidad un medio de actividad económica que le permitió laborar por más de tres décadas en la Cooperativa Santo Domingo de Trujillo, a donde ingresó como conserje, y haciendo de asistente, auxiliar rotativo, técnico contable, hasta jefe, codeándose de igual a igual, con profesionales, maestros universitarios, que además de ser compañeros de trabajo eran amigos.

Viajó por todas las agencias regionales de la Cooperativa, llevando sus conocimientos para superar faltas y dificultades “había que cuadrar bien las cuentas para que los balances estén en orden”, recuerda.  En los 35 años de labor cooperativa ganó amigos y afectos, con quienes mantiene una logia permanente de amistad, compromisos, visitas y atenciones solidarias, cuando se hacen necesarias. “Son amigos a quienes guardo en mi ser con gratitud”, rememora.
El fondista Master

Cuando Juan de Dios, frisaba los sesenta años, le picó el bicho del atletismo. Motivado por Alfredo Galindo Peralta, también fondista entregado, salía a correr en las madrugadas por las calles del entorno residencial, en el distrito de Buenos Aires. No tenía idea de que el correr callejero lo podía elevar a una posición de atleta.

Su primera competencia formal la hizo en una maratón organizada en el distrito de Larco Herrera. Corrió diez kilómetros, llegó a la meta, pero no logró subir al podio, sino algunas miradas de sorpresa y admiración, porque un viejo de 60 estaba compitiendo con jóvenes y destacados deportistas.

“No sabía de estrategias ni tácticas. Ese día fui a correr después de un desayuno cargado, gran error que corregí de manera inmediata. Se debe competir con el estómago vacío, solo alguna dieta ligera y abundante líquido”, explica.

“En la meta, a donde llegué agotado nadie daba razón de nada. Pedí una gaseosa a los organizadores y tras una mirada de desinterés, me la negaron. Estaba casi decepcionado por tremenda desventura y con el rostro de desilusión me retiraba, cuando el alcalde de ese entonces, don José Córdova, me reconoce y me ofrece agua y me felicita por mi logro en la categoría Master. Ahí empezó otra historia”, narra con notoria emoción.
Después, ya registrado como fondista Master mayores de 60 años, participó en infinidad de competencias, en Trujillo y otras ciudades, entre las que destacan los 18 kilómetros entre Vista Alegre y Huanchaco; 21 kilómetros en Larco Herrera; en Piura, Lima y otras regiones, sumando marcas y preseas, como la Medalla del diario La Industria, medio que en un reportaje destacó su potencial y capacidades. En la capital, el alcalde Luis Castañeda le otorgó la Medalla de ganador de la maratón ciudad de Lima, en la categoría Master.

En julio del 2019, durante el Segundo Campeonato Regional de Atletismo Master, Juan de Dios acaparó miradas, aplausos y premios llevándose nada más y nada menos que cinco medallas de oro, como integrante del Club de Fondismo Trujillo. Está afiliado a la Asociación Nacional de Fondistas - La Libertad.

En el Primer Campeonato Iberoamericano Máster de Atletismo - Lima 2019, realizado en La Videna, en el que participaron 550 deportistas provenientes de 22 países, el lambramino, a sus 82 años, logró dos medallas de oro en los 800 y 1500 metros.
En julio pasado, a sus 85 años, culminó los 10 kilómetros de la maratón organizada por el municipio capitalino, por los 201 años de Independencia del Perú.

En La Libertad, ha corrido en las pruebas de La Industria, Llave de la ciudad, Night Running, El Peñón del Encierro, Conache, Cruz de Mayo, entre otras y, en Lima, las clásicas de RPP, Adidas, Movistar, Golden Run, etc. Tiene una colección de más de un centenar de polos y otros tantos de diplomas, medallas y reconocimientos.

Juan de Dios, vive su tranquilidad en Trujillo, con buena salud, de manera ordenada, austera y disciplinada, con clara responsabilidad de deportista. Su dieta alimenticia no es rigurosa, sino controlada. De todo pero sin excesos. Mucho, abundante líquido. Nada de alcohol ni cigarrillos. A descansar temprano para levantarse sin sobresaltos. El apoyo y acompañamiento permanente de Haydee, su hija, y de Rufina, su hermana, son vitales.

Tiene su tiempo distribuido para el ocio, la lectura, los viajes, los entrenamientos y las competencias, porque todavía se puede, hasta que la propia fuerza y Dios lo permitan. Gracias, Juan de Lambrama, por enseñarnos un camino delineado que grafica sin dudas, el lema de todo deportista “Sí, se puede”.

lunes, 25 de julio de 2022

"Piteros" de Lambrama en el cielo

“Piteros” de Lambrama en el cielo
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Ha partido Jesús Sequeiros Chipana, el último de “Los Piteros” de Lambrama, banda musical integrada por campesinos autodidactas, que con la originalidad de sus compases engalanaban fiestas y jornadas sociales y costumbristas. 

Los agudos y contrastes del pito, la corneta, el bombo y la tarola, que acoplaban con maestría huaynos, carnavales, wakatakis, jarawis, marchas militares; se han trasladado al cielo, donde la destreza de Bautista “Patita” Teves, Tiburcio Sánchez, Feliciano Espinoza y Jesús Sequeiros –los Piteros de Lambrama- hacen fiesta costumbrista al mejor estilo de ese acogedor pueblo.
Don Jesús fue declarado Hijo Predilecto de Lambrama 

Don Jesús, el Pitero, ejecutor del pito o flauta dulce elaborada con hueso fémur de vicuña, de caña carrizo o simplemente de un pedazo de tubo de plástico, ha fallecido a los 94 años en la cuidad de Abancay, dejando hondo pesar y tristeza entre sus familiares y amigos. Los tristes tañidos del “chincapun” de la iglesia San Blas de Lambrama, anunciaron la partida de Jesús, el viejo “Sargento”, como lo engreían los suyos.

Natural de Palpacachi, comunidad del distrito grauino de Mariscal Gamarra, se afincó en Chacapata, Lambrama muy joven cuando conoció a Aurelia Terán, hermosa doncella lambramina que lo cautivó durante toda su vida. Fruto de ese amor quedan las hermanas Salomé, Leocadia, Juana, Hilda y Carmen Sequeiros Terán. Para ellas y sus hijos y nietos, nuestras sinceras condolencias.
Amable y sencillo con todos en todo momento. 

Hombre muy estimado por sus valores personales, atento siempre a cumplir con sencillez y amabilidad todos los encargos de sus familiares o vecinos, se le veía en su pueblo, en su cabaña de Keuñapunko o en Abancay, donde pasó sus últimos años, siempre tomado de las manos de Aurelia, su esposa, su compañera, la madre de sus cinco hijas; mujer muy comprometida que la dejó unos años antes. 

Durante mis esporádicas visitas a Lambrama, tuve el gusto de disfrutar el afecto y los recuerdos de don Jesús, mi vecino de infancia en Chacapata y amigo de mi señor padre, don Laureano. El 24 de junio del 2019, entre saludos y abrazos de brindis, grabé un corto video de Los Piteros, con la flauta de Jesús, haciendo el “mano a mano” con la corneta embanderada de Santos Aymara, que logró enorme acogida en las redes sociales. https://youtu.be/CYxLnBdojkI
Visitado por Dino Pereyra, en su cumpleaños. 

El 30 de diciembre del año pasado, a través de Dino Pereyra y Genaro Gómez, enviamos a Jesús, a su domicilio en Abancay, un simbólico presente, saludándolo por Año Nuevo y por su cumpleaños. Le tenía un gran afecto, al igual que a Patita, Feliciano y Tiburcio, quienes merecen no solo el recuerdo póstumo, sino homenajes especiales, porque han sido dignos lambraminos.

Apenas un mes antes, el 19 de noviembre, en el aniversario de Lambrama, recibimos con Jesús Sequeiros, Patita –ambos en silla de ruedas- y otros lambraminos, el reconocimiento de la municipalidad de Lambrama, declarándolo Hijo Predilecto, precisamente valorando su aporte a la cultura tradicional a través de su participación en la banda de Los Piteros o Kaperos de Lambrama.

Con Jesús se acaba una emocionante etapa de la música costumbrista en Lambrama, una tradición afincada aún en otras comunidades y con la tarea distrital y comunal de buscar inmediatamente los seguidores de este grupo de músicos que con mística e identificación supieron hacer vivir en calor y fiesta en innumerables jornadas a nuestro pueblo. 

Descansa en paz, don Jesús y que el tradicional Pito Lambramino retumbe con sus sones en el territorio celestial, como apunta conmovido por tu partida, tu admirador, Dino Pereyra Peralta.

martes, 5 de julio de 2022

Adiós, Claudio Barazorda

Adiós, Claudio Barazorda
Escribe: Efraín Gómez Pereira

Las populosas y estrechas calles de El Agustino, en Lima, por Puente Nuevo, donde reside una importante colonia de lambraminos, fueron inundadas de huainos y carnavales abanquinos, sorprendiendo a propios y extraños, en los finales de una fría tarde del mes de junio. 

El ataúd y el cortejo fúnebre que trasladaban los restos del atancamino, Claudio Barazorda Gonzales, hasta el camposanto Mafre de Huachipa, eran despedidos en calor y olor a música. El dolor de la familia y amistades que se congregaron, se vivía a ritmo de guitarras, acordeón y mandolina, emulando los despidos de Lambrama y Abancay, donde predominan el arpa y violín.

Claudio, artesano de la música apurimeña, mecánico, esposo y padre amoroso, había partido al viaje sin retorno convocando, como lo hacía en vida, a familiares, amigos y paisanos.

Emperatriz Villegas, su esposa; y sus hijos Edwin, Claudio, Sara, Roxana, todos profesionales bien logrados; sus hermanos y familiares, recibían las muestras del aprecio que Claudio había cosechado en su agitada existencia. Partía un buen hombre.

El lambramino sabía que se iba, por eso organizó, apenas semanas antes, un último viaje por su pasado, sus recuerdos y sus raíces en compañía de sus seres más cercanos. Fue a despedirse del Señor de Huanca, en Cusco; de las picanterías de Abancay, de sus predios, en Atancama; de los vientos gélidos de Taccata, en Lambrama.

En lo que más le gustaba hacer, y lo hacía con dedicación y disciplina, con el apego y comprensión de los suyos, recibió en su casa de Lima, a sus hermanos de su agrupación musical “Sentimiento Abanquino”, con quienes cantó y rasgó las cuerdas de su mandolina compañera, entonando canciones premonitorias, las mismas que eran su predilección. 
“Ya me despido, ya me estoy yendo lejos de tu lado, solo queda más que marcharme dejando a mi amada”, cantaría en una emotiva jornada domiciliara que retumbaron las paredes de su vivienda.

También se dio fuerzas para tararear acompañado de las voces y cuerdas de su grupo musical, las estrofas de su huaino favorito “Camioncito rojo y blanco no me lleves lejos. Un pedazo de mi vida se ha quedado”. Candadito, el huaino himno de Lambrama, era otra de sus canciones preferidas

Julio Pereira Aymara, primera voz y guitarra de la Agrupación Musical “Sentimiento Abanquino”, recuerda que la aventura artística se concretó en el 2019, en la ciudad de Huánuco, de manera circunstancial, entre un grupo de amigos que asistieron a las celebraciones del cumpleaños de uno de ellos.
Fueron sus integrantes iniciales y actuales, el desaparecido Claudio Barazorda, como director y mandolina; Julio Pereira, Leo Chipana, Eulogio Yarire, Genaro Quispe, Genaro Riveros, Marcelina Medina y las hermanas Vilma y Fabiana Villegas.

Julio, abanquino de raíces lambraminas, advierte que será muy difícil llenar el vacío dejado por Claudio. “En su memoria, como un homenaje a su don de generosidad, seguiremos trabajando en la línea trazada”, afirma. “Un amigo y compañero de la música nunca se va, vivirá por siempre en nuestros corazones”, testimonia dolido.

Mario Chuima Ayala, su cuñado, lo recuerda como un gran ser humano, un amigo y hermano mayor consejero. “Era el centro de la familia, el natural convocante de los hermanos, primos, sobrinos”, rememora con pesar. Zoilo Gamarra, dirigente de los lambraminos en Lima, a su vez destaca el carácter participativo y jovial del músico, en varias jornadas convocadas en Lima.

La familia Barazorda Villegas, al anunciar la muerte del patriarca ensayó “Estamos muy agradecidos con Dios por los años que nos permitió disfrutar de su compañía y amor. Su partida deja un vacío irremplazable, pero su legado y espíritu continuarán por siempre en el corazón de todos los que lo amamos”. Descansa en paz, Claudio.