martes, 24 de agosto de 2021

Alcalde de Lambrama supera el Covid

Alcalde de Lambrama supera el Covid
Escribe, Efraín Gómez Pereira

“Gracias a Dios, que me da una segunda oportunidad”, con estas palabras pronunciadas ante un nutrido y entusiasta grupo de lambraminos que fueron a recibirlo en la explanada del edificio del Seguro Social, en Abancay, el alcalde de Lambrama, Hilario Saldívar Taipe, abandonó el centro de salud, tras superar el Covid 19.

Rodeado de sus familiares y entorno muy cercano, Saldívar Taipe, en silla de ruedas, aún con los lastres del duro tratamiento que tuvo que afrontar por casi tres meses, en la unidad de cuidados intensivos de EsSalud Abancay, agradeció a su familia, amigos, paisanos y compañeros de trabajo, que se dieron cita en un ambiente festivo y alegre.

Huaynos, guitarras, cornetas, tinyas y wakrapukos, recibieron al burgomaestre que permaneció en tratamiento intensivo desde la segunda quincena de junio pasado, afectado por el mal que ha causado mucho dolor en el mundo, en familias peruanas, apurimeñas, abanquinas, lambraminas.

“Agradezco a todo el personal de salud, médicos y enfermeras que dieron su fuerza y trabajo para salvarme la vida, muchas gracias”, refirió con voz aun pausada.

Con evidentes signos de cansancio y agotamiento, que contrastaba con su mirada de expectativa y alegría por estar entre los suyos, Hilario Saldívar tuvo palabras de reconocimiento para sus compañeros de trabajo, en la Municipalidad Distrital de Lambrama, de quienes dijo “han permanecido pendientes durante estos casi tres meses. Muchas gracias por ello”.

“Llegó el día. Nuestro señor alcalde del distrito de Lambrama sale de UCI, victorioso ante el mal”, posteó la Municipalidad Distrital de Lambrama, al promediar la tarde de ayer. La reacción de amigos y paisanos fue de saludo y agradecimiento a Dios por este feliz desenlace.

Cacildo Vilcastro escribió: “Es una gran alegría verlo nuevamente con nosotros, luego de haber luchado contra este virus”. Yesabella Herrera: “Que alegría señor Hilario. Dios es tan grande que le devolvió su salud para seguir adelante”. Nanita Peralta: “Que alegría ver al alcalde de Lambrama tras vencer el Covid 19. Desearle que continúe su recuperación”.

Mel Olinda Urrutia: “Nuestro señor Jesús es más grande que cualquier adversidad. Fuerza señor Hilario y a seguir cuidándose”. Silvia Arias: “Gracias Santísima Virgencita Santa Isabel de Caype, nos alegra, nos llena de emoción ver a nuestro alcalde”. María Virginia Ayma: “Nuestro Señor del Alto te bendiga y sigas trabajando por nuestro pueblo”.

Cleo Cáceres: “Gracias a Dios, hermano Hilario. Dios siga bendiciéndote”. Fernanda Marcani: “Tío un abrazo inmenso a la distancia. Dios te bendiga, mucha fuerza”. Franklin Chiclla: “Muchas bendiciones hermano Hilario, recupérese que nuestro distrito lo necesita”. 

Desde esta tribuna, nuestra alegría por la recuperación de Hilario y nuestros mejores deseos a su señora, Marcelina, sus hijos Kathia, Kevin y Kenda, para que sigan cuidándolo con el mismo esmero. Confiamos que con la oración y fe en nuestro Señor, la recuperación del alcalde será plena, para que siga brindando su fuerza y empeño por el bienestar de Lambrama y los lambraminos.

miércoles, 18 de agosto de 2021

"ERRANTES hasta la muerte"

“ERRANTES hasta la muerte”
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Letras sentimentales, lastimeras, fáciles de memorizar, recordar y tararear. En más de 50 años de actividad prolífica, ha logrado lo que muy pocos grupos musicales, sobre todo del huayno andino, han hecho: universalizar el huayno, ponerle terno al huayno, hacer que muchas generaciones de peruanos hayan, hayamos sucumbido, ante sus lamentos y dolores, sus chispas y bromas, cantadas a ritmo de huaynos y yaravíes, al son de una guitarra de sonido muy particular. 

"Amigos desde la infancia, hermanos en la juventud. Errantes hasta la muerte, Antonio, Plinio y Gilberto", dice una de sus canciones más gustadas. Y este párrafo premonitorio cierra, con la reciente muerte de Plinio Mogrovejo, el capítulo final en la historia de uno de los grupos musicales más exitosos y reconocidos en todo del Perú y en otras latitudes: Los Errantes de Chuquibamba.
Monumento en homenaje a Los Errantes, en la plaza de Chuquibamba.

Recuerdo de niño, en casa de Tomacucho, estar pegado a un enorme aparato receptor de color blanco con botones y listones marrones, de marca Nordmende, que hacía brotar las canciones de Los Errantes, desde una trasmisión originada en Radio El Sol, de Lima; o en Radio Tahuantinsuyo, de Cusco.

“Paloma blanca, blanca paloma, por qué pretendes abandonarme”, decían las voces pegajosas de Plinio y Antonio, sacudiendo las emociones de un infante que silbando las tonadas o intentando cantarlas, buscaba río arriba algunas truchas para el desayuno.

Ya en Lima, un jovencito lidiando en la universidad, no podía despegarme del huayno. Una radio casetera Nivico, dormía conmigo, para dejarme escuchar a las cuatro o cinco de la mañana, en horario casi clandestino, programas folclóricos donde Los Errantes, competían por aparecer en las ondas Radio Agricultura, con otros grupos tan igual de exitosos: Los Campesinos, Los Heraldos, Los Puquiales, Trío Ayacucho, Los Chankas, y otros, cuyas canciones nos aferraban al terruño, al cielo azul y verdes praderas de Lambrama, inolvidable. 
Trío exitoso que le puso terno al Huayno 

Tan sentimentales son los temas de este trío Patrimonio de la Nación, que Hernán, un sobrino muy querido, hoy un alto oficial del Ejército, cuando tenía apenas seis años, lloraba sin consuelo escuchando: "Ay patito, patito fiel compañero, sigamos igual camino, aunque perdamos la vida". Increíble.

De hecho, “Patito” debe ser una de las composiciones más populares de los chuquibambinos, en cuya memoria y reconocimiento la plaza de esa ciudad arequipeña, cobija en lugar preferente el monumento con las estatuas de los tres “Errantes hasta la muerte”.

“Una paloma sobre una rama, abre su pico para cantar, la rama tiembla como quien dice: Ay tú no sabes lo que es amar”. “Cae el árbol más frondoso, el edificio más alto, Ay justo cielo”. “Soy uno más en tu vida, un pasajero en tu camino”, letras que evocan sueños y vivencias universales que convertidas y cantadas en huaynos, han quedado como un legado imborrable para quienes queremos y valoramos la música andina.

El exitoso Trío ha recorrido todo el Perú, desde 1962 y ha grabado más de trescientas canciones. Una última presentación del grupo en público, ya incompleto, se produjo en 2010.

“Era la década del 30 cuando Antonio Alarcón, Plinio Mogrovejo y yo, recorríamos los campos y las calles de Chuquibamba sin más preocupaciones que el juego y la palomillada, interrumpidos tan solo por el estricto horario de la Escuela o del Colegio donde aprendíamos las primeras letras, sin haber pasado por nuestra imaginación ni como una fugaz idea que llegaría el día en que nuestras voces, y nuestras guitarras pudieran unirse en una canción y que se escuche a los cuatro vientos y que en alguna forma queden como prueba y constancia de nuestra existencia en este mundo”, recordó alguna vez Gilberto Cueva.
La muerte de Plinio, nos permite evocar, con emocionada gratitud, o con lágrimas incontenidas como confiesa el poeta abanquino Hermógenes Rojas; a los legendarios Antonio Alarcón, fallecido en 1995; a Gilberto Cueva, fallecido en 2010 y al sucesor de Antonio, Jaime Silva, fallecido en 2018.

El mejor homenaje que les podamos hacer es emprender un “viaje imaginario” hasta Chuquibamba, en Condesuyos, Arequipa, como “un pasajero en tu camino”, subiendo por el fecundo valle de Majes, hasta detenernos en la subida de Ongoro, para degustar un chupe de camarones.

Luego de una pausa rociada con pisco de casa, convertido en “tragos amargos”, jugando con un “patito”, o volando por los cielos de Aplao, como una “paloma blanca”, que sobrepasa las nubes y nevados del Coropuna, encomendándonos a la “virgencita de Chapi”, en una “noche mistiana” que nos quebrará “llanto por llanto” por culpa de una “Chuquibambinita”, donde quizás podamos hallar “nuestro destino”. Así sea.

martes, 17 de agosto de 2021

LAMBRAMA: Libros y lectura

Lambrama: Libros y lectura
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Residentes Lambraminos en Lima, que implementan iniciativas solidarias orientadas a favorecer a sus paisanos asentados en diferentes confines, consideran que la educación de los menores del Distrito y sus 19 Comunidades es un reto y una obligación que todos deben apoyar.

Imbuidos en ese interés común, buscaron el aporte de amigos benefactores, para ampliar y mejorar las capacidades y condiciones de las Bibliotecas del colegio y escuelas del pueblo. 
Catálogo de los libros enviados a Lambrama y Zoilo Gamarra, presidente de los Residentes Lambraminos en Lima. 

Tras varios meses de coordinaciones y reuniones, han logrado recolectar más de un millar de libros, textos, novelas, volúmenes de derecho, economía, agricultura, historia, salud, geografía y música, que nutrirán, en una primera etapa, los estantes de la Biblioteca del I.E.S. “Guillermo Viladegut Ferrufino”, de Lambrama.

Así mismo han conseguido ejemplares del Plan Lector para Educación Primaria y Secundaria; publicaciones variadas en inglés, al igual que textos para adolescentes y jóvenes, que por su particularidad despertarán con creces el interés de los niños y jóvenes lambraminos. Son publicaciones usadas pero que se encuentran en buen estado de conservación.
IES "Guillermo Viladegut Ferrufino", recibirá primera donación de libros para su biblioteca.

Se trata del cumplimiento de una iniciativa que está ajena a intereses políticos o económicos, pues los propios gestores – Zoilo Gamarra Espinoza y Efraín Gómez Pereira- se encargaron de cubrir los gastos para centralizar los textos, catalogarlos en un folleto y enviarlos a Lambrama, para su entrega al director del colegio, profesor Alipio Chipana Yupanqui.

Son 16 cajas enviadas que serán entregadas en ceremonia pública, este jueves 19, en la explanada del colegio secundario, ante directivos del colegio, docentes, autoridades del pueblo, dirigentes comunales, padres de familia y estudiantes.
        Escuela Primaria de Lambrama.

Queremos destacar el valioso aporte de quienes llamamos “Los Amigos de Lambrama”, señor Carlos Ginocchio Celi, señora Mabela Martínez, los hermanos Efraín y José David Gómez Pineda, la señorita Dora Gómez Lucero, al señor Jesús Gamarra Sánchez,  la señora Irene Gómez y al señor Eugenio Damián Quispe.

Valoramos el interés y preocupación de los lambraminos Zoilo y Efraín, cuya gestión personal y coordinada, ha permitido captar estos importantes aportes.

Tenemos el compromiso de hacer rutina permanente la recolección de libros para Lambrama, para que todos los años, cada 19 de agosto, se instituya el “Día del Libro Lambramino”, con miras a fortalecer y engrandecer las bibliotecas de los Centros Educativos del Distrito, que en la actualidad carecen de este necesario y útil servicio para los niños y jóvenes estudiantes.

Hacemos un llamado a los paisanos de Lambrama que residen en diferentes ciudades del país y del extranjero a sumarse a esta gran cruzada. Todos tenemos libros usados por nuestros hijos que están apilados y llenándose de polvo en algún rincón de nuestras viviendas. Búsquenlos, denle una pasadita de paño y avísennos para coordinar el recojo, cualquier día, durante todo el año.

Leer es un placer. La lectura es conocimiento. El conocimiento es la vía al desarrollo, al progreso. Pongamos un granito de arena para construir el edificio del conocimiento de nuestros niños, adolescentes y jóvenes lambraminos, que son el futuro de nuestro Pueblo.

jueves, 12 de agosto de 2021

UTAWI, restos prehispánicos en Atancama

UTAWI, restos prehispánicos en Atancama
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Hace más de siete años, un impetuoso Juan de Dios Lopinta Aguirre, poblador de la comunidad campesina de Atancama, en Lambrama, Abancay, observaba entusiasmado los restos de vajillas, morteros, y vasos cerámicos que de niño había encontrado en las afueras de su natal pueblo, en chullpas o construcciones abandonadas, y que los tenía en una vitrina casi escondidos, a la espera de un remesón cultural.

Residente en la ciudad de Cusco, por cuestiones laborales, se maravillaba sorprendido cada vez que veía en calles y tiendas de la ciudad Imperial, muestras y réplicas de la rica cultura Inca, que se ofrecían como reliquias o baratijas a los turistas.

Soñaba mostrar con orgullo a visitantes nacionales y extranjeros un museo de sitio, con parajes revelados del anonimato, ruinas prehispánicas, restos de artesanía y orfebrería de siglos pasados, osamentas de antiguos lambraminos y atancaminos, descubiertas en prolíficos hallazgos que permanecían escondidos, bajo tierra, compitiendo con cercas y pircas de piedra, en la custodia de maizales de Atancama, un hermoso valle interandino a tres kilómetros de Lambrama.
Vista panorámica de Utawi, en Atancama 

Juan de Dios, imaginaba a Utawi, sitio arqueológico aún no descubierto, ubicado en Atancama, como un centro de visita obligada en un futuro “corredor turístico”, que hermanaba diferentes atractivos que están por descubrirse y que se encuentran en el distrito de Lambrama, incluidas las iglesias coloniales de Lambrama y Caype y el interminable y ancestral Ccapac Ñan.

El sueño de Juan de Dios, compartido con muy pocos paisanos y desechado por el desinterés de las autoridades y dirigentes, recrea una ruta bien estructurada, con acceso carretero, hoteles y comercios, artesanía, hacia las ruinas de Utawi y Pararani Silluyo, en Atancama; de Ccaraccara en Lambrama, donde hay vestigios de cementerios prehispánicos y restos de lavaderos de oro; y de Chacnaya, en la comunidad Pichiuca, un impresionante mirador andino que cubre todo el valle de Lambrama, del que se cree era un puesto de observación de los antiguos pobladores de esa zona, donde hay ruinas y restos de huaqueos.
Juan de Dios Lopinta Aguirre, impulsor de las investigaciones en Utawi. 

Pues bien, el sueño está por convertirse en realidad. Las gestiones realizadas por Juan de Dios y la Asociación Cultural de Residentes Atancaminos en Cusco – ACURAC, han logrado que el ministerio de Cultura, a través de la Dirección de Calificación de Intervenciones Arqueológicas, Resolución Directoral 192-2021, autorice el inicio de los trabajos de investigación del sitio, a fin de determinar su potencial como un atractivo turístico.

El “Proyecto de Investigación Arqueológica con Excavación Sitio Arqueológico Utawi”, comprende la realización de trabajos de prospección arqueológica sin recolección de material superficial y excavaciones arqueológicas, a realizarse Sitio Arqueológico Utawi y zonas adyacentes.

Busca “Definir y aportar conocimientos de lo ocurrido en el sitio arqueológico de Utawi en la época pre inca a través de los trabajos de investigación arqueológica para la protección, preservación y recuperación del sitio arqueológico de Utawi”.

Y como Objetivo general, “Determinar el uso y filiación cultural del sitio arqueológico a partir del análisis estructural, morfológico y funcional de los mismos, definiendo a que época corresponde y la probabilidad de que fue habitado por los Chankas según referencias históricas”
El pago a la Pachamama  en el inicio de los trabajos de investigación. 

La ejecución del proyecto involucra a la Comunidad Campesina de Atancama, a ACURAC y la empresa El Kana Holding INC S.A.C., que ha facilitado los recursos que permiten esta loable iniciativa.

Luego vendrá el trabajo de descubrimiento del enigma y misterio de Utawi, lo que significa buscar restos, ubicar construcciones, cementerios o una ciudadela, como creían haber visto los antiguos pobladores de la zona; con lo que se espera revelar un gran hallazgo cultural, que dinamizará el eje turístico de Atancama, Lambrama, Abancay y de la región.

Los recursos necesarios están supeditados al aporte de contrapartidas locales, tanto del municipio distrital, de la comunidad campesina, como de los residentes. El municipio provincial de Abancay, viendo la envergadura y trascendencia histórica de esta iniciativa, ha ofrecido su apoyo en lograr los recursos a través de un convenio con el Gobierno Regional.

Confiamos que esta iniciativa logre vuelo y aterrice en acciones tangibles, y los apurimeños podamos descubrir y conocer una parte de nuestra riqueza cultural, que por desconocimiento y falta de interés, permanece escondida a los ojos de los propios, y expuesta a los saqueos y huaqueos de inescrupulosos, que son de la misma población.

lunes, 2 de agosto de 2021

La "Faccha" de Ccotomayo, en Lambrama

La “Faccha” de Ccotomayo, en Lambrama
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Es un pequeño arroyo que nace en un puquial que brota en el fundo Occopata, de don Laureano Gómez Chuima. Su particularidad es que en sus escasos dos kilómetros de distancia, hasta desembocar y perderse en el río, por el puente Huallpachaca, cruza el pueblo de Lambrama, convirtiéndose en un monumento natural de las querencias lambraminas. 

Se trata de Ccotomayo, que algunas veces nos regalaba el nacimiento de un hermoso arcoíris que se difuminaba en Uriapo, en el manantial de Heccerpaiso o frente al pueblo, en Suruhuaycco.

Debe haber miles de historias ligadas a ese ojo de agua dulce, cristalino, generoso y amigable. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos llactamasis, deben evocarlo con nostalgia.
Ccotomayo, arroyo lambramino con miles de historias.

Esta es una nota de remembranza que trata de mirar en retrospectiva un escenario natural que hasta hoy mantiene vigencia, aunque lamentablemente descuidado, abandonado. Su interminable discurrir por Yarccapata, el fundo de don Manuel Milla, las calles Progreso y Alianza, el fundo de Luis Tello y, ahora, por el frontis del Centro de Salud del distrito, es parte de la vivencia de los lugareños que han vestido anécdotas y creado fantasías de huellas profundas.

En la calle Progreso, al costado de la residencia de los Milla, está la caída -Faccha- de agua fresca que, en años pasados, desde una cañería improvisada con una hoja de cabuya o Paccpa, alimentaba del líquido a las familias de Pampacalle y alrededores.

Por allí desfilaron a diario baldes, ollas, lankos, que servían para acopiar agua de vida, en épocas que el agua entubada o agua potable no existían. Allí, en esa caída, abrevaban los caballos de tránsito casi de manera automática. Parte de una fotografía de la historia de Lambrama, que merece perennizarse.

Esa caída o Faccha, sirvió a los niños de la Escuela Fiscal como caño mañanero para su lavado de cara, antes de llegar a las aulas. Que lo diga Zoilo Gamarra, quien corriendo apresurado limpiaba sus lagañas infantiles con las aguas de Ccotomayo.

La pequeña acequia que abraza las calles Alianza y Progreso, sirvió como lugar de divertimento de jóvenes del Siglo pasado, hasta donde cargaban a las pashñas y limacas, en época de carnavales, para embadurnarlas con lodo fresco y desde allí hasta la Faccha, para la mojada final, entre gritos de algarabía de una corte de niños, maktillos, que gozaban con esas travesuras. 

En la esquina de la calle Alianza, estaba la casa de la tía Ruperta “Lopacca”, una mujer carismática que hacía costuras con una máquina Singer empotrada en una mesa. En tardes de alegría, que eran constantes, se sentaba en la puerta de la vivienda y lanzaba estribillos que todo lambramino identificaba. Un sonoro y seco “Huaychaoooo”, el sello de Lopacca, sacudía al pueblo.

Al frente, en una casa de dos pisos y un patio enorme, con patos y gansos, de cara a la calle, estaba la residencia de los oficiales de la Guardia Civil, Leoncio y Germán Cáceres. La señora Adelaida Ballón, su madre, dama compenetrada con los buenos modales hacía notar su presencia, respondiendo con una amplia sonrisa el saludo de los transeúntes.

Por allí, también estaban las residencias de Cirilo Ayala, Julián Medrano, Antero Jiménez, cuyas proles –hombres y mujeres- hacían patotas amistosas de niños alegres, inocentes, despreocupados. Sin duda, otros tiempos.

Destacaba la residencia de don Manuel Milla y la señora Julia Azurín, que ofrecía a los lambraminos el pan nuestro de cada día. La huerta, por donde pasaba Ccotomayo, era un paraíso natural, especial. Brindaba variadas asnapas todo el año. Era la única parcela del pueblo que ostentaba rosas de diversos colores, duraznos, manzanos y capulíes. Tenía un criadero de truchas de ingreso casi inaccesible.

Mis recuerdos se remontan a aventuras infantiles, bajando con mis hermanos, primos y amigos desde Occopata, pescando bagres o Awaccos, unos peces pequeños con bigotes, que eran una delicia cocida en brasas de carbón y degustada con canchita Chullpi o mote Paraccay. Hurgando entre las piedras lográbamos pescar hasta una docena de ejemplares. En épocas de lluvia la pesca era más fructífera.

En la actualidad, el interminable Ccotomayo sigue siendo un permanente fluir de agua limpia, pura, a pesar de su abandono y descuido. La Faccha, sigue soltando chorros perennes desde una cañería de plástico incrustada en las paredes de piedra, sirviendo de lavandería para algunos vecinos. Rosales colgantes comparten el frescor de las aguas con malahierba, jisas, patakiskas, y otras plantas en las que nadie parece reparar.

Ninguna autoridad edil fue capaz, es capaz de canalizar o encauzar, con algo de arte, el riachuelo desde la Faccha hasta la entrada al río. Acción necesaria que permitiría mirar con otros ojos esa parte tradicional de un pueblo que intenta levantar fuerzas y recuperar su historia, que es valiosa. Tarea pendiente.