Los pinceles de Ana Gutiérrez Ludeña
Escribe, Efrain Gómez Pereira
“Nadie nace sabiendo” o “Nunca es tarde para aprender” son frases que escuchamos desde siempre y seguramente se aplican a nuestro diario existir, a nuestro entorno, o tal vez no.
¿Se puede iniciar un oficio, una carrera exitosa y satisfactoria basada en estas máximas? Habría que dotarla de algunos elementos sustantivos que la hagan posible: tiempo, dedicación, recursos y, sobre todo, pasión.
Debe haber muchos casos o ejemplos de estas experiencias. Cantantes, músicos, escritores, actores que han alcanzado la cima más allá de sus propias expectativas y, muchos de ellos, sin acartonarse en los parámetros establecidos, sin una carrera o título académico; sino producto de sus propias experiencias y capacidades: autodidactas.
Es el caso de Ana Gutiérrez Ludeña, artista autodidacta, profesora natural de Talavera, distrito de Andahuaylas, que sorprende a propios y extraños con su primera muestra individual de Óleo sobre Lienzo, que se exhibe hasta el 15 de marzo, en la galería del municipio provincial de Cusco. Un gran salto que estaba lejos de su imaginario.
Ana cogió su primer pincel destinado a rasguñar bocetos en serio, a los sesenta años, motivada por una amiga que vio su potencial innato. Desde entonces, hace seis, no se detiene. Pinceles, acuarelas, oleos, taburetes, telas, bastidores son ahora elementos consustanciales de su existencia, de su día a día. “Es mi pasión”, afirma categórica.
En julio del año pasado, acarició el cielo azul de su tierra, Talavera, al presentar una muestra seleccionada de sus primeras mejores obras, captando la atención, el interés y los elogios de sus paisanos. Una experiencia que la empujó a seguir trazando y creando lienzos de distintas motivaciones en las que priman los paisajes andinos, los rostros de mujeres y niños, con sus vestimentas naturales que brillan de colores y calor.
“Practico mucho y me gusta. El espacio dedicado en mi casa es un laboratorio privado que es respetado por mi entorno familiar” señala a tiempo de advertir que el acabado de los rostros en sus cuadros, que transmiten gestos muy particulares, es lo que más demora. Es un tema de permanente afinamiento que le da personalidad e identidad a sus trabajos.
Algunas de las obras que postea a través de su cuenta del Facebook, transmiten un efecto de singularidad humana que sobrecoge a quien las observa con detenimiento. Hay pinturas que se han vendido en Cusco, Lima, Arequipa y fuera de fronteras peruanas; en España, Argentina, Bélgica.
Ana Gutiérrez Ludeña, jubilada y abuela, recuerda sus inicios con algo de melancolía. “Mis bocetos eran simples, básicos y las hacía como jugando, para pasar el tiempo”, rememora. Su amiga fue incisiva en abrir su horizonte. “Con lo que sabes hacer, lo harás fácil”, le dijo al momento de comprar sus primeros colores y un tablero de mezclas para principiante, que la mantiene en custodia como riqueza invalorable. Un recuerdo personal que “heredará” alguno de sus hijos, quienes son sus principales críticos y admiradores.
¿Qué hay para más adelante?, pues seguir pintando con pasión, captando imágenes que hablen por sí solas, que sacudan emociones, que inviten a mirarlas con detenimiento, ya sea en el Facebook, en un escaparate o en una galería.
De hecho, ya tiene confirmada una exposición más amplia en el municipio provincial de Cusco, durante todo el mes de julio próximo. Una interesante oportunidad para conocer el trabajo de una pintora que pinta soñando y sueña pintando.