viernes, 30 de octubre de 2020

Todos los Santos en Lambrama

Todos los Santos, en Lambrama
Escribe, Efraín Gómez Pereira

La fiesta de Todos los Santos, es una de las celebraciones tradicionales mágicas, religiosas y paganas más populares que caracteriza al distrito de Lambrama. El calendario cristiano señala al 1 de noviembre como la fiesta de los vivos, cuando la familia se encuentra en devoción, asiste a misa, bautiza las wawatantas, come dulces de pan, toma chicha blanca, hace compadres; y prepara lo necesario para el 2 de noviembre, día de los muertos.

Sin duda, el “día de los muertos” era la gran y anhelada oportunidad para que quienes adelantaron el viaje sin retorno, sean recordados con recogimiento, sean homenajeados y participen de las fiestas. Estar presentes con quienes harán romería familiar hasta el panteón del pueblo.

Ese día, las mesas visten de blanco mantel, pobres o no pobres; con la certeza de que sus muertos regresan a casa para saborear los platillos que le gustaba en vida. Chicharrones, cuyes, picantes, lawas, kankachus, choclos, mote, cancha, humitas, pugnan por ganar un espacio visible en la mesa; de la que desaparecerán conforme vayan degustando la propia la familia y visitantes.


El panteón del pueblo, levantado sobre una explanada con dirección a la plaza de Armas, como si se tratase de un mirador, abre sus puertas muy temprano. 

De madrugada, cuando las tuyas, checcollos, piscalas y pichinkos compiten en sus dulces y andinos trinos; y los vientos hacen silbar las hojas de eucaliptos y lambras; las mamachas llevan sus ollas de Paico, bien envueltas en mantas para que no se escape el calor. Es una sopa preparada para esa ocasión, con yerbas aromáticas o asnapas de sus propios huertos, en la que destaca el oloroso paico, y con un ligero toque de ají colorado, que es ofrendada, en primer lugar a sus difuntos, a quienes les sirve en un platillo especial que es colocado en la cabecera del nicho o la tumba.

Los familiares y visitantes que comparten con los deudos las plegarias en honor al difunto, son agasajados con una porción caliente de ese manjar tradicional. Las señoras que llegaron más temprano al panteón tendrán la seguridad de que sus ollas regresarán limpias a casa; señal de que el difundo fue bien atendido.

Pasan las horas. El panteón viste de colores. Flores nativas cumayo, chihuanhuay, campanilla, retama, amancae, algunas orquídeas y rosas, compiten en prestancia junto a guirnaldas elaboradas con verdes ramas de arrayán. El aroma de las flores se sobrepone al humo de las velas o al fuerte sabor del cañazo.

Luego vienen los “wajtillos”, que son porciones generosas de té piteado o ponche de haba, sazonados con toques de cañazo bien curado con cáscara de naranja, hojas de salvia y flores de “sotoma”. Es fiesta y hay que alegrarse.

La mañana con envidiable sol serrano se pone caliente. Los presentes han elevado la temperatura, con repetidas dosis de los licores que pasan de mano en mano. También corren porciones de “sanju”, una harina tosca hecha de maíz “chullpi” y habas, aromatizada con anís y salvia, y un ligero toque del infaltable compuesto de cañazo.

Las niñas cargan sus wawas con máscaras de colores vistosos, en mantitas tejidas de lana y teñidas con nogal, ocre o tintes naturales; los varones, altaneros y desafiantes pasean sus caballo tantas, con el perfil del equino en la cabeza. Las roscas de harina bañadas con huevo batido, deleitan a los niños. 

Es la hora del responso. En la actualidad, algún vecino voluntarioso lee pasajes de la biblia y entona cánticos alusivos. Antes, esta parte de las celebraciones era la más vistosa. El cantor de San Gregorios, atraía la atención de todos. No debía quedar una sola alma sin ser visitada. El tío Augusto Pereyra, en botas y casaca de cuero, tocaba violín y cantaba rezos en latín y quechua ganándose el aprecio de todos. “Tiarimuy aicha cuerpo, sayarimuy rumi soncco”.

La tradición lambramina nos remonta a una costumbre única. Se trata de cargar la “fabricarumi”, piedra liza y plana de 53 kilos y otra de 72 kilos, que eran centro de una competencia de virilidad varonil entre lambraminos y atancaminos. Al fragor de los tragos que van y vienen, los cholos más encrespados, se desafían entre ellos, para cargar de un solo envión la piedra de 53 kilos, que por sus características se hace muy difícil de levantarla siquiera hasta las rodillas.

Muchos intentan y pocos logran levantar hasta la cabeza, dar vueltas en el perímetro del panteón y ganarse aplausos y respeto comunal. Se dice que para esas fechas la piedra duplica su peso lo que imposibilita cumplir los retos.

Destacan en mi memoria, los lambraminos Vidal Zanabria, Aquilino Gómez, Luis Gamarra, Alfredo Gómez y los atancaminos Santiago Ccanre, Laurencio Serrano y Mariano Quispe, que con facilidad hercúlea lograban el propósito. Alfredo Gómez, mi hermano, cuando frisaba los 30 años, logró lo que según se sabe hasta hoy nadie lo que equiparado. Levantó la piedra sobre la espalda, salió a trote hasta la plaza de Armas y sin más regresó hasta el panteón. Nadie emuló ese registro.

Después de la faena la piedra era trasladada a la iglesia para su custodia, hasta el próximo año, cuando es llevada al panteón cargada por dos hombres en una “huantuna” hecha de guarango y reatas de pellejo de buey. Todos los Santos: los del pasado.

lunes, 26 de octubre de 2020

Comunidad de Atancama y sus posibilidades

Comunidad de Atancama y sus posibilidades
Escribe, Efraín Gómez Pereira

La historia de la Comunidad de Atancama, en el distrito de Lambrama, Abancay, es la de miles de comunidades del país, que en plena época de modernidad y dinamismo industrial, aún consume agua entubada, carece de servicios básicos, vive de una agricultura de subsistencia, con la pobreza extrema que es la amiga cercana; sus niños, la mayoría de sus pocos niños, padecen desnutrición y anemia crónicas.

Es un pueblo que, estando a un paso del centro del poder político y administrativo de la región Apurímac, no es visible para las decisiones. Sus carencias y limitaciones hacen que sus pocos pobladores, en especial sus jóvenes, opten por la migración hacia ciudades cercanas o lejanas, en busca del bienestar que en su propia tierra les es esquivo.
De acuerdo al estudio Plan de Desarrollo de la Comunidad al 2021, elaborado por la dirigencia comunal entre los años 2016 y 2017, Atancama tiene una población quechua hablante de 313 habitantes y los comuneros empadronados suman 185, que viven en la misma comunidad y en Abancay.

El centro educativo inicial tiene seis alumnos y un docente; el de primaria, diecisiete alumnos y tres docentes. A pesar de las limitaciones, los estudiantes de primaria alcanzan rendimiento exitoso según la Evaluación Censal (ECE), lo que los alienta a seguir superando los escaños. La infraestructura física es de mediana condición.

El puesto de salud carece de equipos y personal adecuado. El Seguro Integral de Salud (SIS), cubre la necesidad de salud de la mayoría de pobladores, que se atienden en el centro de salud de Lambrama y en el hospital de Abancay.

Según el estudio, la mayoría de viviendas son construidas en adobe, teja y calamina, muchas de estas deshabitadas, a causa de la migración. Solo seis viviendas son de material noble. Cuentan con energía eléctrica, agua entubada. Solo veinte familias tienen letrinas. La mayoría hace sus necesidades a campo libre. No hay tratamiento de la basura, que es dispuesta en chacras, quebradas, riachuelos y acequias.

Cuenta con servicios de telefonía fija y móvil privados y señal de televisión estatal, aunque con serias limitaciones de accesibilidad.

Este diagnóstico que describe un cuadro de pesadumbre, alienta a los atancaminos a mirar con expectativa el mañana, sabiendo que la comunidad cuenta con recursos naturales y culturales que están por explotar o darle uso racional y sostenido.

A esta comunidad, creada el 29 de octubre de 1999, se llega desde Lambrama por una trocha de 3 km. Allí se divisa un panorama paisajístico de colores festivos, atractivos y en perfecta armonía, al amparo de su guardián eterno el Willkamarca, su río rico en truchas, sus cabañas de leche fresca y quesillo; sus chacras de papas nativas, ocas, maíz choclo; su añorado paraje de Unca, con la ausencia de sus bosques de eterno verde, que eran una invitación a la ensoñación.

En la dureza de su caprichosa geografía, Atancama cuenta con una serpenteante cadena de 12 riachuelos, 21 manantiales, y 32 lagunas, de las que destacan por su riqueza y atracción, las de Lliullita y Azulccocha.

Este potencial es aprovechado parcialmente, como el sistema de riego tecnificado a través del canal de Allumani, que cubre áreas de producción agrícola en Atancama y Urpipampa.

Hay necesidad de que programas estatales realicen trabajos de forestación y reforestación para propender a la conservación de especies nativas, que son un sello diferencial.

Fortalecer la producción agrícola y pecuaria, extender la comercialización hacia la ciudad de Abancay, pues ahora está limitada a las ferias esporádicas, que no sirven para dinamizar la economía comunal, que es básicamente agropecuaria.

Los recursos mineros existentes en los cerros Minaspata, Moroccocha, Bombo Orcco, Lliullita, Chuilluni y otros, están concesionados y su eventual explotación debe pasar por el aval de la Comunidad, y así evitar lo que pasa en otras comunidades, plagadas de conflictos.

Hay actividades productivas que podrían generar ingresos a la comunidad siempre y cuando estas se manejen de manera coordinada, concertada, viendo que los ingresos permitan el deseado desarrollo integral de la Comunidad.

Para ello es necesario el fortalecimiento de la Comunidad, empezando por sus propios actores: los atancaminos, que deben mirar el espejo de sus vidas y señalar qué es lo que han hecho cada uno de ellos por su pueblo y no esperen que Atancama se vaya despoblando poco a poco y quede a expensas de algunos pocos.

jueves, 22 de octubre de 2020

Propuestas para la Agricultura Familiar

 Propuestas para la Agricultura Familiar

Escribe, Efraín Gómez Pereira

El Banco de Desarrollo del Perú (COFIDE), subastó un segundo paquete de S/20.9 millones, del Fondo de Apoyo Empresarial al sector Agro (FAE-Agro), destinado a financiar la campaña agrícola 2020-21, a productores de la agricultura familiar afectados por la emergencia sanitaria, con lo que llega a S/40.9 millones la suma asignada a Cajas, Cooperativas y Empresas Financieras, de un total de S/2,000 millones.

La tasa de interés ponderada para los clientes se determinó en 9.86%, en comparación a la primera subasta que fue de 6.25%, por S/20 millones.

Frente a esta realidad, que evidencia el poco o nulo interés del Estado por el sector agropecuario de pequeña escala, que en plena emergencia nunca dejó de abastecer las mesas peruanas, el programa Reactiva Perú, en su segunda etapa, destinado a la reactivación de la gran empresa, ha colocado S/25 mil millones a una tasa de interés promedio de 3.84%. Hay que recordar que Reactiva Perú I, colocó S/30 mil millones, a 1.73% de tasa de interés.

La diferencia es brutal y la comparación odiosa, pero así se trata a la agricultura, que aporta el 6% del PBI, que genera empleo rural, que asegura paz social, que abastece el 70% de los alimentos que los peruanos consumimos, que garantiza la seguridad alimentaria, entre otros beneficios.


Ante esta realidad, que describe un drama de nunca acabar, surgen voces y propuestas desde el sector privado que promueven acciones e iniciativas que valoran la real importancia de la agricultura familiar.

La organización Prodigio Perú, acaba de presentar su plataforma “Agricultura Familiar como eje del sector” que incluye medidas técnicas y decisiones políticas que deben ser adoptadas para salvar la crisis y evitar que la campaña agrícola fracase y el próximo año haya escasez de alimentos.

Richard Hale García, presidente de Prodigio Perú, organización conformada por ex ministros y viceministros de Agricultura, ex gerentes de Agrobanco, sostuvo que la agricultura familiar es la que ha sufrido los mayores daños en la emergencia causada por la pandemia.

Los programas implementados por el gobierno para asistir a este sector que involucra a más de 2 millones de familias productoras, no han logrado resultados favorables y la campaña agrícola vigente corre el riesgo de ser un desastre, con lo que se avizora un próximo año muy difícil.

Plantean la articulación de la Agricultura Familiar a los mercados, impulsando líneas de trabajo que involucren a los productores privados, los asociados, las cooperativas y el Estado, a través del ministerio de Agricultura y el sistema financiero.

Para ello, es necesario realizar una evaluación inmediata de los daños de la emergencia en este sector productivo, para promover acciones conjuntas que deben estar soportadas en un programa de financiamiento serio, urgente e innovador que atienda por igual a todos los productores, pequeños y medianos, sin discriminaciones.

Promover la participación de la banca privada, a través de fondos de cobertura con recursos de Agro Perú, que permita ampliar la cobertura de atención a productores, hasta por 70 u 80 % del crédito, incluyendo asistencia técnica y tasas preferenciales; y de esa manera, atender a 800 mil productores que en la actualidad no tienen acceso al sistema financiero y que se nutren de comerciantes, intermediarios y agiotistas, con elevadas tasas de interés.

Los créditos deberán contar con un seguro agrícola comercial obligatorio, destinado a proteger la inversión del productor, con participación del Estado que cubrirá al menos el 60% del costo del seguro.

Plantea asimismo, acelerar los procesos de titulación de predios, registrando los certificados de posesión que estén libres de litigio y así incorporarlos al sistema financiero como sujetos de crédito.

También utilizar fondos de las AFP para crear líneas de crédito a largo plazo (10 a 15 años) destinados al sector forestal con aval del Estado respaldado por  las garantías del inversionista.

Fortalecer la Banca de desarrollo como agente difusor de conocimientos a la banca comercial, créditos que capitalicen al pequeño productor y fondos de multinacionales fuera de balance a la banca para proyectos de desarrollo agrario, es otra propuesta de Prodigio Perú. (www.prodigioperu.org)

lunes, 12 de octubre de 2020

Lambraminos en Lima, frente a la pandemia

Lambraminos en Lima, frente a la pandemia
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Hace seis meses, en un hecho sin precedentes, un grupo de lambraminos residentes en Lima, empujados por la preocupación generada por la pandemia del coronavirus, y que obligara al gobierno a declarar la emergencia en todo el país, formó una comisión de trabajo solidario para ayudar a sus paisanos más vulnerables, que viven en los distritos populosos de la capital.
 
Tras coordinaciones telefónicas y mirando el mismo interés, se amalgamó la denominada “Comisión de Salud Lambrama Covid-19”, integrada por Zoilo Gamarra Espinoza, Efraín Gómez Pereira (Lambrama), Eugenio Damián Quispe (Atancama), Flor Moriano Meza (Urpipampa), César Navío Sánchez (Caipe).

Las primeras tareas fueron: Buscar a los paisanos en situación de riesgo, a través de los dirigentes de residentes de las 19 comunidades. Organizar un padrón de lambraminos, una agenda de datos para las coordinaciones. No fue fácil. Hubo desinterés y desconfianza. Aun así, se avanzó poco a poco.
Se habilitó una cuenta bancaria, una página en Facebook, un grupo en WhatsApp. La dirigencia, casi todos con años cargados, pero modernos, entusiastas y actualizados en tecnología, se reúne con frecuencia a través de Google meet, convocando a paisanos de otras ciudades, para estar informados de manera oportuna y proyectar acciones conjuntas.

Así, se logró captar el aporte económico de los propios lambraminos, que permitió comprar alimentos básicos y organizar bolsas solidarias, que se distribuyeron entre 132 familias, llegando en plena emergencia e inamovilidad, a pueblos jóvenes y asentamientos en diferentes conos de Lima. Muchos paisanos quedaron sin acceder a este apoyo, por las dificultades propias de la situación. También se aportó a la campaña Apurímac Respira.

En Lima, para la distribución de las bolsas de ayuda se contó con el apoyo de los paisanos Dionicio Chipana y Alejandro Gamarra; y para las coordinaciones, en Abancay, con Dino Pereyra y en Lambrama, con Juan Carlos Gamarra.  

De manera paralela, se organizó un Comité médico, integrado por profesionales de la salud lambraminos e hijos de lambraminos que brindan asistencia especializada a través de telemedicina, sin dejar sus labores habituales en diferentes Centros de Salud de Lima.

Los profesionales atienden de manera voluntaria, solidaria y gratuita, en el único fin de preservar la salud y la vida de los lambraminos. Los médicos son los doctores Percy Pérez Urrutia, Frank Navío Paredes, Carlos Mendo Castillo, Javier López Villegas, Rodney Valderrama, Rocío Damián Huallpa, Celia Dávila Guevara y Liz Laguna Cosme.

Con ellos las licenciadas y técnicos Yenny Corazao Pacheco, Eulalia Villegas Peralta, Mery Zea Valenzuela, Rosario Navío, Hilda Gamarra, Angélica Chipana Mendoza, Marilyn Ccorahua Laguna, Yanet Ccorahua Laguna y Verónica Laguna Ayma.

El Comité Médico, ha atendido más de 300 consultas y orientaciones sobre la pandemia, destinadas a paisanos lambraminos que residen en Lima, Apurímac, Ayacucho, Junín, Cusco, Huánuco, Madre de Dios, Ancash, Arequipa, Tacna, de manera comprometida. También atendió 250 consultas a Policías en actividad o jubilados, en diferentes ciudades del país.

Los lambraminos residentes en Lima, no pueden ocultar el orgullo de haber tenido una lectura cabal de la situación, al haber organizado la Comisión de Salud, que trabaja, bajo el manto de la solidaridad y humanidad, atendiendo a quienes los programas sociales no los tomó en cuenta.

Esta reacción organizada de los lambraminos en Lima, es una muestra de que situaciones adversas y duras, como la actual pandemia, pueden destapar sentimientos humanos que están muy lejos de los compromisos personales que, lamentablemente, buscan llevar agua para sus molinos, o captar ingresos económicos aprovechándose la buena voluntad de sus pares.

Es, además, una señal clara de que la solidaridad, fraternidad, humanidad abrazadas en un solo objetivo, puede servir para proyectar organizaciones y pueblos con capacidad de crecer y desarrollarse sostenidamente. En esa línea, la Comisión convocará profesionales de diversas disciplinas, lambraminos e hijos de lambraminos, para elaborar un plan de desarrollo integral de Lambrama, como aporte a las autoridades del distrito.

lunes, 5 de octubre de 2020

GUE Miguel Grau 2020, en recuerdos

 GUE Miguel Grau 2020, en recuerdos

Escribe, Efraín Gómez Pereira

En las celebraciones, por su 131 aniversario, los abrazos estarán más ausentes que nunca, “manan canjachu”. La marea roja que tiñe de fiesta y calor las calles de Abancay en octubre, será extrañada por propios y extraños. Nuestros “joros” no podrán desfilar por la avenida Arenas, ni por “Chinchichaca”.

Y es que la pandemia ha trastocado todo. Jodido y maldito “onccoy” que nos ha cambiado la realidad, de la que no se salvan ni las tradicionales festividades por el aniversario del colegio emblemático Miguel Grau de Abancay. Nuestro memorable “Chichito sunjasapa” no tendrá la presencia bullanguera de sus hijos, de sus promociones.

Quienes nos abrazamos virtualmente con mucha frecuencia a través de las redes sociales, en especial del WhatsApp, como los de la promoción 75, nos conformaremos, al igual que los miles de ex grauinos, con brindar evocando fotos de caporales de chicha de “jora” y “frutillada”, alegremente preparadas y maduradas en los “puyñus” de El Carrizal.

Promoción 75, de la GUE Miguel Grau, en el reencuentro por el Centenario. 
Abancay 1989. Algunos grauinos de esta foto del recuerdo, ya fallecidos.

No haremos nuestras caminatas, de subida y bajada, por la avenida Seoane, mirando de reojo las piedras y pastizales que cubren el “huayco” del inofensivo río Chinchichaca, o la carrera de “chapitas” por la recta de la vereda, muchas veces haciendo de un solo lance un tramo entero, y ganándonos aplausos y hurras.

Tampoco habrá miradas melancólicas al ya desaparecido “Plasticuchayoc”, donde soñábamos armar batallas entre “apasankas y ninakaras”, o donde cazaríamos lagartijas y “huaironjos”, comiendo los hoy populares “aguaymantos”, o donde nos enfrentaríamos en “guerra a muerte de higuerillas” entre la A y la B, después de haberla “chocado” para la salida. La C se mantenía expectante.

No habrá empujones ni “charkipaltas” para tratar de comprar un delicioso pedazo de las melcochas del albino vendedor, ni haremos trampa para embaucar a la recordada y añorada Tía Lora, con sus incomparables papas rellenas y su baño de “uchucuta” verde bien picante. Paguen si deben.

Extrañaremos, cómo no, hacer alboroto en las graderías de la canchita de fulbito, esperando que alguno de nuestros “waikis” nos permita una “jachudita” a su pan con palta, su taparaco, rejilla, pan común o su biscocho de 20 centavos.

No tendremos ocasión de repetir osadas travesuras que hoy serían castigados con “arresto domiciliario”, como echar pegamento en la cerradura del aula de Física, justo el día de exámenes, dejando en manos del recordado “Meleco”, su reparación, que no sería de inmediato. Salvados por las campanas.

Solo recordaremos en alegres y jocosas charlas virtuales, el hacer fila india en el coliseo, para cambiarnos de ropa de deporte, mostrándonos avergonzados “jalasikis” ante el profesor “Negro” Montufar.

Reencuentro de hace dos años. Canas, panza, peso. La amistad y hermandad, fortalecidas.

Será muy grato evocar que, en nuestros dulces años de “pikis” adolescentes, compartíamos esforzadas “pitadas” de principiantes, tratando de hacer argollas con el humo de un Dexter Junior, a escondidas y trepados en un eucalipto, un poquito “más allacito” la piscina olímpica.

Como no recordar y reír a carcajadas, cuando hacíamos cadenas humanas en el salón de Química, sin que nos viera el profe Vladi, introduciendo un lápiz en el tomacorriente más cercano, y provocando un shock entre los atrevidos compañeros, hasta que al último de la fila le daba un “chucchu” provocado por la inesperada sacudida.

Cantaremos de memoria, en silencio y con el recuerdo impregnado en los huesos, el “Gloria a Grau, quien triunfante pasea por los mares, el patrio pendón bicolor…” o el alegre, conquistador y triunfante “Salgan muchachas a sus balcones, que los grauinos van a pasar…”. 

Responderemos en coro terrenal, viril y atrevido, el militar lema del sargento Tápara: “Estudio, disciplina… con un unísono ¡Carajo!, que hacían retumbar los vidrios, las retamas, pisonayes y eucaliptos, desde Chinchichaca, el Arco hasta el Ampay, y volar de un aletazo pichinkus, urpis y jesjentos, también guauinos hasta sus plumas y alas.

No habrá ocasión de compartir en el mercado central de la avenida Arequipa, un sustancioso y nutritivo caldo de gallina, sazonado con ricas y tradicionales “asnapas”; o saborear jugos especiales, con frutas, cerveza Malta negra, huevo, leche y algarrobina donde la tía Juanita, que nos engreía con su abanquina “yapita”.

No pasearemos por el Mariño, las piscinas El Riñón y Cristal, o recogiendo ricas “sirakas” camino a Condebamba, buscando banderas rojas para aplacar la sed grauina, que nunca se aplaca.

Será ocasión, sin embargo, para valorar lo que tenemos: Tiempo para compartir con la familia, los amigos, sabiendo que nos ha tocado una etapa especial en nuestras existencias. Tan especial que la fecha esperada, año a año, por los grauinos para renovar el cariño al colegio y el refrescar el abrazo con los amigos, tiene un inmenso valor, hoy más que nunca, pues esta pandemia inesperada, se ha llevado a muchos de nuestros amigos. Homenaje a los miguelgrauinos, “ajahuicsas”, que en esta pandemia han adelantado el viaje sin retorno.

Feliz aniversario querida GUE Miguel Grau. Así te hayan cambiado de nombre, sigues siendo mi Gran Unidad Escolar.

jueves, 1 de octubre de 2020

Una burla llamada FAE-Agro

Una burla llamada FAE-Agro

Escribe, Efraín Gómez Pereira

Una vez más, la burocracia insensible, las decisiones que se toman tras un escritorio, se burlan de la agricultura, de los productores agropecuarios. A tres meses de su creación y anunciado con pompa, como el mecanismo de ayuda efectiva a la emergencia agraria en la actual época de pandemia, el mentado FAE-Agro, no alza vuelo.


Recordemos: A través del DU 082-2020, se creó el “Programa de Garantía del Gobierno Nacional para el Financiamiento Agrario Empresarial FAE-Agro, con el objeto de garantizar los créditos para capital de trabajo de los agricultores que realicen agricultura familiar conforme define la Ley Nº 30355, Ley de Promoción y Desarrollo de la Agricultura Familiar, a fin de asegurar la campaña agrícola 2020-2021, así como el abastecimiento de alimentos a nivel nacional”.

La campaña agrícola 2020-2021, está en marcha sin los créditos ofrecidos. Los productores de la agricultura familiar –supuestos beneficiarios del FAE-Agro- siguen en el mercado de los padecimientos. El fondo de 2,000 millones de soles, destinados a otorgar créditos entre 15 y 30 mil soles, a un estimado de 270 mil pequeños agricultores con menos de 5 hectáreas, está intacto. 

En Perú hay 2,2 millones de productores agropecuarios, lo que pone en evidencia, que este mecanismo para atender la emergencia, alcanzará apenas al 12% de los productores agropecuarios que requieren recursos para afrontar la campaña agrícola.

El Reglamento Operativo del FAE-Agro, fue aprobado por Resolución Ministerial Nº 226-2020-EF, el 8 de agosto, ratifica los términos del DU que crea el FAE-Agro, mantiene la exclusión a un importante sector de productores que fueron o siguen siendo afectados por la emergencia, como son los ganaderos y productores de cultivos permanentes.

La presión de los gremios, organizaciones agrarias y estudiosos, logró que estas exclusiones se subsanen en parte, a través del DU Nº 096-2020, del 12 de agosto, haciendo que ganadería y cultivos permanentes, incluidos en el concepto de agricultura familiar, sean incorporados al universo de “beneficiarios” del FAE-Agro.

El 24 de setiembre, tras agónica y “sacrificada” carrera entre los burócratas de los ministerios de Economía y Agricultura, se publicó la Resolución Ministerial Nº 276-2020-EF/52, que aprueba el contrato de garantía del FAE-Agro encargando la administración del programa a la Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide).

Después de eso debe venir la subasta para seleccionar a las entidades financieras, y tasas de interés a aplicarse a los créditos con garantía del Estado.

El mar de burocracia cubre la ineptitud y letanía para que FAE-Agro se ponga en marcha. Con la experiencia de las subastas de Reactiva Perú, este proceso de FAE-Agro, una vez que se inicie formalmente, se tomará su tiempo y los bancos y cajas seleccionadas, harán lo propio para colocar los recursos. ¿Servirá para la campaña 2020-2021?

Mientras tanto, el campo abandonado, a merced del sacrificio de los pequeños productores descapitalizados, que no salen de los estragos causados por la emergencia en la campaña 2019-2020; muchos de los cuales se verán obligados a acudir donde los intermediarios, compradores de cosechas adelantadas, comerciantes y agiotistas, para facilitarse de recursos mínimos que les permita preparar terrenos y sembrar en los plazos oportunos.

 

Sería muy interesante que el ministerio de Agricultura y Riego, informe el impacto de la pandemia en el agro, en particular en la agricultura familiar, esa que a pesar de las limitaciones y protocolos nunca dejó de abastecer a las mesas peruanas, con los productos alimenticios básicos. 

 

En abril pasado, al inicio de la cuarentena, el Ejecutivo reconoció que el PBI agropecuario de este año sufriría pérdidas por S/ 1,611 millones, a causa de las medidas adoptadas ante la emergencia por el coronavirus. Hoy, con seis meses de cuarentena y con la actividad económica paralizada o reactivada a medias, ese estimado debe haber variado de manera importante.

 

“La crisis también afecta, especialmente a pequeños agricultores que son parte de la agricultura familiar, los cuales no tienen acceso a la banca, a los sistemas financieros, no son usuarios de los programas sociales del Estado”, reconoció entonces, el gobierno al publicar el DU Nº 041-2020.

 

 “De no implementarse medidas de recuperación de la actividad productiva ante la caída de los ingresos de los agricultores en el primer semestre y durante el año 2020, podríamos entrar en una crisis económica en el sector agropecuario”, advertía. Sospecho que desde abril, los ejecutores de decretos de urgencia no han leído su propia hechura, el DU 041-2020.