jueves, 2 de marzo de 2023

Gabino y el Escudo de Abancay

Gabino y el Escudo de Abancay
Escribe, Efraín Gómez Pereira

El Escudo es el símbolo que representa a un pueblo. Transmite, en diseño e imágenes, su historia, cultura, tradiciones, valores e ideales. Es el sello institucional que debe ser honrado por todos; regentado y custodiado por la autoridad edil. Su imagen se perenniza en el membrete de los documentos oficiales, en las partidas de nacimiento. Abancay, nuestra bella ciudad, tiene un hermoso Escudo.

En febrero de 2019, el abanquino Mauro Pedraza, denunció indignado, a través de las redes, un cuasi sacrilegio. El óleo original del escudo de Abancay, estaba abandonado con el marco desprendido en un discreto lugar del local municipal. El desconocimiento y desinterés de la burocracia edil, lo habían dejado de lado, sin reconocer su valía histórica.
Escudo oficial y Cruz del Mirador, obras de Gabino Vega.
La reacción del entonces alcalde Guido Chahuaylla, fue anunciar su inmediata restauración para ser ubicado en el lugar que le corresponde, el Salón Consistorial.

Han pasado cuatro años y el óleo, diseñado, graficado y creado por don Gabino Vega Paredes, se luce con toda su prestancia y valor, en el frontis interno del salón principal de la alcaldía, con el dinámico Raúl Peña, como inquilino  hecho que rescata la importancia de tan significativo símbolo provincial. No se trata solo de un cuadro, es el óleo original del Escudo abanquino.

Retrocedamos a la década de los ochenta del siglo pasado, fijando nuestra atención en la gestión de Rubén Carrión Soria, como alcalde provincial. En 1983, Carrión lanza la propuesta de crear el Escudo de Abancay. La idea es captada por don Gabino Vega Paredes, cusqueño afincado en Abancay desde muy joven, y asentado con familia e hijos abanquinos en nuestra ciudad.
Gabino, artista multifacético y profundamente enamorado de este valle primaveral, crea el emblema y sorprende gratamente a las autoridades municipales. Según el blog de Luis Aguilar Serrano, la propuesta es acogida y validada por el pleno del Concejo, integrado por el alcalde Rubén Carrión y los regidores Mauro Soto, Elmer Lazo, Manuel J. Sierra, Armando Cárdenas y Mery Pagaza, que lo acreditaron como autor y creador del Escudo de Abancay.

La imagen del Escudo descubre la riqueza natural, cultural e histórica de Abancay. Están eternizados Saywite, la Catedral, el Pachachaca, el Mariño, la Bella Abanquina, la Intimpa, el Ampay, el Cóndor y el Sol que ilumina nuestro valle. Son representaciones de las que los abanquinos nos enorgullecemos.  
En el salón principal de alcaldía con el primer regidor de Abancay, José Miranda.

En 2012, el municipio provincial con Noé Villavicencio, como alcalde, otorgó a Gavino Vega, la Medalla de la Ciudad, “por legarnos el escudo representativo de nuestra ciudad de Abancay, por el justo estímulo a los que aportan el engrandecimiento y orgullo de nuestra tierra, reconociendo su inspiración su amor a Abancay”.

Pero Gabino, nacido en Urcos, Cusco, y casado con la abanquina Nolberta Durand Paniura, con quien procreó nueve pikis, no solo hizo el Escudo abanquino. Fue quien levantó piedra a piedra, entre los años 1967 y 1968, la enorme cruz de concreto armado que perdura y brilla en el Mirador de Taraccasa. “Cincuentaicinco años después, sigue altiva y vigilante sigilosa de nuestra tierra, todo un símbolo de la ciudad de Abancay que perdura en el tiempo”, afirma Lucho Aguilar, uno de los principales referentes de nuestra abanquinidad.

Esculturas, cuadros y pan de oro de la capilla del Señor de Illanya, fueron restaurados por las manos artísticas de Gabino Vega, al igual que los de la iglesia del Señor de Exaltación de Tamburco, con cuyas acciones expresaba su inmenso amor por esta tierra.

Quienes frisan los sesenta y setenta años deben recordar, haciendo un poco de memoria, los afiches o carteles que anunciaban y promocionaban diversas películas en los cines Municipal y Nilo, representando imágenes de santos, pistoleros, guerreros, vampiros, bellezas. Esas bellezas de pintura y arte popular, salían de las manos creativas e ingeniosas de Gabino Vega.

Sin duda, todo un personaje legendario que los abanquinos debemos recordar, valorar y agradecer por todo lo que hizo, y, sobre todo, por el amor de cusqueño que impregnó a nuestra tierra, a través de sus obras, de su familia. Una calle, un parque, una plaza o el Salón Consistorial, debería llevar el nombre de este gran abanquino, donde se perennice nuestro reconocimiento y agradecimiento.