Abejas: no solo miel, también
el futuro
Escribe, Efraín Gómez Pereira
"Si las abejas desaparecieran del planeta, a los humanos sólo nos
quedarían cuatro años de vida", es una severa y dramática afirmación atribuida al
científico Albert Einstein. Cierta o no, la cita describe una situación de
extrema preocupación actual para la producción de alimentos.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90 % de los alimentos en todo el mundo. La gran mayoría de estos son polinizados por abejas. Por lo que la existencia de estos insectos reviste de gran importancia para el futuro de la humanidad. Las abejas cumplen un papel sumamente importante en la polinización. Una sola abeja puede visitar 2000 mil flores distintas en un día.
En los últimos años, a la par que crece el interés empresarial dedicado a la apicultura, se registra un creciente riesgo sobre la existencia de las abejas, a causa del excesivo uso de pesticidas y herbicidas en la agricultura, la proliferación no controlada de la varroa, un ácaro que puede destruir colmenas enteras, la contaminación ambiental y el calentamiento global.
Sin duda, es tarea de la humanidad gestar iniciativas, como la que vienen haciendo la Unión Europea, China y los Estados Unidos, para propender a la conservación de las abejas a fin de mantener el equilibrio del ecosistema que garantizará la producción de alimentos.
Si desaparecen las abejas habría crisis alimentaria. Algunas especies de vegetales podrían desparecer, la biodiversidad y la flora se verían seriamente afectadas. Los hábitos de consumo de la humanidad se transformarían radicalmente.
A pesar de esta tremenda importancia, la actividad apícola se considera complementaria a la agricultura. En el mundo, la demanda por la crianza de abejas se va dirigiendo, por necesidad, para la polinización de grandes extensiones de diversos cultivos, además de la producción de miel y derivados.
La producción de miel de abeja, con sus naturales atributos para la alimentación y la salud humanas, es también foco de preocupación. Debido a la creciente demanda por su consumo, como protector y generador de defensas en la salud, hay proliferación en mercados y ferias de miel falsa, adulterada, hecha por malos comerciantes que copian aromas y sabores, hasta registros sanitarios, también falsos.
“En estos tiempos de pandemia hay ofertas virtuales por las redes sociales, con total impunidad, de productos con las supuestas cualidades de la miel, sorprendiendo a un público desinformado por la gran demanda insatisfecha en nuestro país”, denunció la Confederación Nacional de Apicultores del Perú, promoviendo la campaña “Consuma Miel, Cómprale a un apicultor conocido”.
La producción de miel de abeja en nuestro país asciende a 2.000 toneladas y se espera que para el 2021 alcance las 3.000 toneladas, a través de 40 mil apicultores. Las regiones con mayor número de colmenas son Cusco con 23 mil, La Libertad con 21 mil, Junín 20 mil, Lima 16 mil, Apurímac 15 mil, Cajamarca 15 mil.
En el mundo China produce 398 mil toneladas de miel de abeja al año, Turquía 81 mil toneladas, Estados Unidos 80 mil toneladas, Ucrania 71 mil toneladas, Argentina 60 mil toneladas.
Normativamente en nuestro país, hay una Ley que Declara de Interés Nacional a la Apicultura y, en el ministerio de Agricultura y Riego, existe el Plan Nacional de Desarrollo Apícola (PNDA) 2015-2025, que tiene como misión promover una apicultura competitiva y sostenible.
En la región Apurímac, existen más de 300 apicultores, que manejan en total, un aproximado de 15 mil colmenas, con cosechas de 15 a 20 kilos por colmena, en gran parte, de manera artesanal, por productores individuales sin apoyo estatal ni de privados, y que están organizados en asociaciones distritales, provinciales y regional, como la Asociación Regional de Apicultores de Apurímac, cuya dinámica y activa Secretaria, es la abanquina Teresa Sulcahuamán Valenza.
Precisamente Teresa, expresa la preocupación de los apicultores apurimeños, para pedir de las instancias competentes como Senasa, Digesa e Indecopi, que ejercen la autoridad normativa en materia de sanidad agraria, salud ambiental e inocuidad alimentaria, a redoblar esfuerzos para erradicar esta práctica deshonesta que atenta contra la salud de los apurimeños y peruanos.
Un consejo final, cuando quiera comprar en el mercado, bodega o feria un pote de “miel de abeja” y este venga con fecha de vencimiento para su consumo, levante las antenas y dude. La miel de abeja no tiene caducidad y con el paso de los días se cristaliza. Ya lo sabe, cómprele a un apicultor conocido, y pruebe un Cañamiel, recomendable. Salud!.