“Atentado cultural” contra la Iglesia Colonial de Caype
Escribe, Efraín Gómez Pereira
¿Puede el ministerio de Cultura, responsable de “realizar acciones de conservación y protección del patrimonio cultural”, romper techos y paredes, borrar legados, distorsionar patrimonios culturales de la Nación? ¿Quién o quiénes deben responder por lo que la Dirección Regional de Cultura de Cusco ha hecho con la torre de la Iglesia Colonial Santa Isabel de Caype, en Lambrama?
La natural originalidad de la cuatricentenaria e histórica torre, de vistosas paredes de cal y piedra, ha sido desnaturalizada por el proyecto de “Restauración y puesta en valor del Monumento Histórico Artístico Iglesia de Caype”, a cargo de la Dirección Regional de Cultura de Cusco. Las paredes de la torre han sido cubiertas de pintura blanca y la cúpula, también histórica, tirada al suelo y cambiada por un falso techo de tejas. Las imágenes que acompañan esta nota son la evidencia. ¿Abuso y prepotencia?
Se trata de un atentado sin nombre, contra un patrimonio cultural de la Nación, y lamentablemente cometido por el ente oficial que debe custodiar, respetar, valorar y preservar nuestra riqueza cultural y arquitectónica, como es la Iglesia Colonial Santa Isabel de Caype.
Preocupado por este lamentable hecho, el alcalde del distrito de Lambrama, Hilario Saldívar Taipe, ha convocado a sus paisanos de Caype y Lambrama, residentes en Abancay, a una reunión de urgencia para el próximo domingo, 3 de enero, a fin de acordar las medidas necesarias que la situación amerita.
La “restauración” de la iglesia ha desnaturalizado la arquitectura histórica de la torre que data del siglo XVII, y debe detenerse de inmediato para que se realice una evaluación e investigación exhaustiva a fin de señalar responsables y disponer la recuperación de su original característica. Sugerimos a la Municipalidad de Lambrama, plantee una Acción de Amparo, que sería un buen paso.
Precisamente por su valor histórico, su tradición y su capacidad de masiva y tradicional convocatoria a las festividades de la Virgen de Santa Isabel de Caype, el Templo fue declarado como Patrimonio Cultural de la Nación, el 15 de octubre de 1974, mediante Resolución Suprema Nº 505-74-ED, que le reconoce como Monumento Histórico Artístico.
El templo fue construido por una legación de curas Jesuitas, en los años 1600. En la edificación de una sola nave, se usó la roca basáltica y su fachada presenta una capilla abierta con balcón entablado y es considerada joya arquitectónica, arqueológica, religiosa e histórica. La torre tiene cinco campanas, y el templo en sus interiores alberga lienzos de la pintura cusqueña.
La Iglesia Colonial de Caype, recibe todos los años, en los primeros días de julio, una peregrinación importante de feligreses y creyentes de todo el país, que asisten a las celebraciones de la Fiesta de la Virgen Santa Isabel de Caype, convertida en una jornada tradicional que ha cumplido 403 años, una de las fiestas religiosas más longevas del país y del mundo.
La versión histórica que explica la razón de su construcción en ese alejado centro poblado, nos acerca al diplomático e historiador boliviano Marcelo Arduz Ruiz: “A pocos años de que erigiera el famoso Santuario de Cocharcas, surge en el corazón de otro nativo de la comarca vecina, el deseo de llevar una imagen de la Virgen de Copacabana hasta su pueblo natal. El indio Clemente, una vez reunido el dinero requerido, en 1617 partió hacia la población de orillas del Titicaca, encargando a uno de los discípulos del Inca Yupanqui, don Sebastián Acosta Túpac Inca, la realización de una talla menor que la original, para cargarla en sus hombros durante la larga travesía que le esperaba.
Luego de recorrer diversas poblaciones del altiplano pidiendo limosnas para edificarle un templo, partió a pie desde Copacabana con la imagen en sus hombros, pensando llegar hasta Huancayo. Sin embargo, tras agobiantes meses de peregrinación, en las proximidades de Lambrama, entre el camino que va del Cusco a Ayacucho, mucho antes de llegar a su destino, y justamente en momentos en que se le había agotado todas sus fuerzas, cuenta la tradición que la Virgen le habló y en quechua -que era el único que el indio conocía- le dijo: «Caype» (aquí) pidiéndole que le edificara su templo en aquel lugar, desde entonces fue bautizado con este nombre”.