lunes, 10 de febrero de 2025

Gomezchakuna de Tomacucho en Lima

Gomezchakuna de Tomacucho en Lima
Escribe, Efraín Gómez Pereira

En la fotografía Genaro, Alfredo, Rafael, Efraín y Mery - los hermanos Gómez Pereira de Lambrama -saboreando un tradicional kankachu en caluroso y afectuoso encuentro limeño, en casa de Rafo. Tarde llena de anécdotas y recuerdos que en algún momento nos hicieron lagrimear evocando la niñez e infancia lambramina en Tomacucho. Mery soltó los primeros sollozos, recordando que no pudo gozar el amor de nuestra añorada madre, Dora, que nos dejó cuando la hermana menor tenía apenas tres años.
Mery, Alfredo, Rafael  Genaro y Efraín, los hermanos Gómez Pereira. 

Estos encuentros familiares se hacen muy esporádicos debido a la distancia, los tiempos y nuestras propias responsabilidades. Pero nos traslada al reencuentro de cuando niños y reímos a carcajadas al recordar momentos vividos en Lambrama y Abancay, sobre todo en Lambrama cuando éramos los pikis: Genaco, Apelo, Apaco, Paín y Mericitacha. 

Las chanzas y ocurrencias expresadas en quechua fluyen como agua de los manantiales de Oqopata, refrescando el recuerdo de las mañanas y tardes de juegos en Surupata, de la pesca de Awaqos en Qotomayo, de los días de campo en Qahuapata, de las vacaciones con leche fresca en Qelqata, de las semanas de huiro y cosecha en Itunez, de los andares por Taccata y su belleza eterna.

Regresan como empujadas por el viento de Gomezmoqo, las madrugadas de caña y anzuelo, para pescar en el río Lambrama, desde Uriapo hasta Huaranpata, ricas truchas ensartadas en ganchitos de murmuskuy para los desayunos con choclo y papahuaico. De las escapadas a Huayqo y Luntiyapu, en busca de choclos kully que pintarían de morado deliciosas humitas acarameladas con ramas de anís silvestre.

La gran mesa ubicada en la cocina, donde la familia se apostaba a degustar sin tiempos, prisas ni pausas memorables desayunos, almuerzos y cenas en olor a panes, quesos, choclos, mote, canchita, leche, café, asados, lawas, salteados de carne wachalomo y otras delicias, regresa a nuestras remembranzas, sintiendo el paseo de cututos en busca de papaqaras, el frío de sus esquineros, el calor de los pellones de lana que amortiguaban las sentaderas, su ventanita con cortinilla que escondía temblorosas gelatinas de patita.

La imagen de Laureano, el tronco de la familia, dedicando fuerza, amor y voluntades, desde que desposó a Dora hasta su partida hace más de una década, fue elevada en nuestras emociones, recordando su voz de mando, su rigor de carácter, su disciplina, su sensibilidad con los propios y ajenos, su inigualable honestidad, rasgos que intentamos mantener e inculcar en nuestros hijos.

Rafael nos refrescó la memoria al recordar la habilidad gerencial que tenía Dora, al quedar al mando de la casa y los negocios de Laureano, cuando este viajaba a Lima llevando toros para los camales. Los fundos de Itunez y Limonchayoc, donde pasamos bellos días, meses y años habían sido adquiridas por Dora, destinando el dinero que Laureano dejaba para la compra de toros. El balance positivo de las compras alegraba sobremanera al exitoso ganadero que celebraba con una caja de Malta cusqueña. “Dorita… saluuu mamá…” gritaba extasiado desde Chacapata con su refrescante cargamento en manos.

Cuanto puede uno recordar al recorrer pasos de antaño, escuchando a los propios actores con un solo común denominador: la familia. Mientras en la mesa los hermanos brindamos, conversamos, sollozamos, reímos casi a gritos, en las inmediaciones están nuestros hijos – los primos – en sus propios ajetreos y con el paralelo de la unidad familiar que nos esforzamos en mantener y transmitir como sello característico.

Me precio de afirmar que, entre nosotros, entre los hermanos, no hubo, no hay, ni habrá peleas o disputas por tal o cual motivo. Al contrario, sabemos expresar nuestras diferencias, por más mínimas que sean, con altura y respeto. Somos solidarios y abiertamente francos. Eso esperamos de nuestros hijos, siguiendo las huellas y ejemplo de nuestros padres. 
 
La próxima reunión programada por los hermanos debe ser en Abancay y Lambrama, a la que se deben sumar las menores que residen en Abancay, Gladys y Martha, quienes también llevan la templanza del carácter y transparencia del tronco de Tomacucho, don Laureano Gómez Chuima.