martes, 23 de agosto de 2022

Mavia, hace seis años

Mavia, hace seis años
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Hoy se cumple seis años de la partida de Mavia, mi señora. Difícil olvidarla. Está presente en todo, en todos quienes la quisimos. Con esta nota, que es el último capítulo del libro “Mavia, mi bálsamo”, mi evocación a su imborrable recuerdo y mi pedido a familiares y amigos, elevar una oración por su descanso.
 
Las últimas horas
 
Me acurruqué en su cama casi doblado y pegado a la pared para no caer. La abracé buscando su calor. Quemaba. Le hablaba de todo, imaginando sus respuestas. Al rato, opté por ir a mi cama para dormir. Estaba agotado.
 
Dorita había jugado fuera de casa y terminó tan cansada que se durmió temprano, felizmente. Entre sueños, escuché que Mavia me llamaba. «Papi, agua», logré escuchar. Llevé la botellita de Frugos helado con una cañita. Bebió un par de sorbos y se ladeó. Estaba pálida. Aproveché para vaciar la bolsa del catéter. Seguía fluyendo agua amarilla. La miré contando las pulsaciones de su brazo. Parecía normal, me fui a mi cama. Eran las tres de la mañana.
 

Tres horas más tarde, sonó el despertador. Había que preparar a Dorita para el colegio, el Innova Schools de Chorrillos Villa. Se bañó, desayunó y se fue sin contratiempos con la señora Yelin, una cordial amiga de la movilidad escolar.
 
Nerita y Martha ya estaban en casa, con el desayuno y el ajetreo que la ocasión obliga. La mesa respiraba silencio. El mantel con diseños incaicos, comprado en el mercado del Cusco, extrañaba a su dueña. El desayuno —con café recién pasado, pan francés, huevo revuelto con jamón de pavita y jugo de naranja— supo a ausencia. Había una silla vacía, la que estaba desde siempre pegada a mí.
 
Mis pensamientos se adelantaban a los hechos. No sé a qué atribuirlo, pero tenía la certeza de que esa mañana debía ser el momento de la partida. Después de las nueve de la mañana, me dediqué, con Martha, a la limpieza personal de Mavia.
 
Empezó a roncar con inusitada fuerza. Martha, con un rosario en la mano, rezaba en la cabecera de la cama. Lloraba por su hermana menor. De pronto, las convulsiones. La boca se llenó de espuma blanquecina. Papel toalla e hisopos en abundancia. Abrí la boca de Mavia para sacar con mis dedos la abundante saliva y espuma que salían a borbotones.
 

Los ojos cerrados se esforzaban, dramáticamente, por abrirse y pestañear para regalarme una mirada, su última mirada. Agarraba sus manos frías sin saber qué más hacer. La llené de besos en la frente. No me importaba el olor ni nada. Sentía que me pedía no soltarla. No la soltaría. No la solté. Dos gotas de lágrimas se escaparon de sus ojos con una lentitud paralizante. Las agarré en la caída y las llevé a mi pecho. Las estrujé contra mi corazón. Besé sus mejillas frías y pálidas. «Descansa, mi “nega” del alma, mi bálsamo».
 
Martha lloraba, sin dejar las cuentas del rosario. Nerita se sumaba al cuadro de dolor. Se les había ido la hermanita menor. Nos abrazamos en silencio, mirando con dolido respeto el cadáver.
 
Tras superar el primer impacto de un hecho que nadie espera, avisé a Liliana, del banco, para las coordinaciones con el seguro, para los funerales en Campo Fe de Huachipa, en un nicho en el que se encontraría con sus padres Alberto y Dora.
 
Enteradas, Carmen y Antonina, de la oficina, llegaron a acompañarnos. Gran consuelo de grandes amigas. Traían el saludo de todo el equipo de Imagen del banco, de Leslie, una muy querida amiga, de Mónica, Lidia, Luisa, Diana, Aurora, Juan y otros entrañables amigos.
 
Luego, con el dolor que me estrujaba por dentro, hice lo que tenía que hacer: buscar a Dorita en el colegio. Me abrazó temblando. «Mi mami», y lloró apretada a mis brazos.
 
Cuando llegamos a casa, muy controlada, ingresó a su cuarto y vio a su madre cubierta con una sábana. La besó en la frente y, cogiendo sus manos frías, le dijo con ternura: «Te amo». Hasta hoy lo sigo escuchando.
 
Los mensajes enviados mediante las redes sociales me abrumaron por el afecto a Mavia. Amigos de tantas jornadas destacaban sus cualidades humanas. Luego, el traslado en el carro funerario. Llevaron la ropa para cambiarla en el velatorio. Cargué la camilla hasta la cochera del edificio. Fue mi último paseo con ella, sin tomarnos de las manos.

jueves, 4 de agosto de 2022

PAYMAKIS: riqueza lambramina

PAYMAKIS: riqueza lambramina
Escribe: Efraín Gómez Pereira

El trabajo coordinado entre pobladores, la municipalidad distrital de Lambrama y el Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente IDMA, de Abancay, se ha visto coronado con el reconocimiento de la Zona de Agro Biodiversidad PAYMAKIS, que integra a las comunidades lambraminas de Payancca, Marjuni y Kishuará.

Poseedora de una riqueza ancestral en diversidad genética y cultural, en más de 14 mil hectáreas de tierras, se constituye en la sexta zona de agro biodiversidad del país, que logra el reconocimiento oficial, lo que se debe traducir en el compromiso del Estado, a través del Instituto Nacional de Innovación Agraria–INIA, de elaborar y aprobar el Plan Maestro que gestione la conservación y aprovechamiento sostenible de la zona.
En la microcuenca Paymakis, existen cultivos y diversidad de ecosistemas donde resaltan pajonales de puna húmeda, matorrales andinos, bofedales, entre otros, que sirven para conservar la actividad agropecuaria.

Los resultados obtenidos en los trabajos de investigación y validación que le permitieron alcanzar el certificado oficial de zona agro diversa, señalan que en esta microcuenca, hay abundante y variada diversidad genética, entre raíces, tubérculos, granos, cereales y plantas medicinales, además de tradiciones culturales, artesanía, etc.
En la zona ubicada entre los 2,800 y 4,925 msnm, la conservación de la riqueza natural se desarrolla en actividades tradicionales como la minka y el ayni, en campos rotativos de producción, denominados Laymes.

Se han reconocido 97 variedades de papa nativa, 24 de maíz, 6 de quinua, 5 de tarwi, 7 de olluco, 6 de oca, 8 de mashua, 20 de raíces y tuberosas, así como 85 especies de plantas medicinales, que representan una riqueza de especial connotación y base para el desarrollo de una actividad productiva ordenada y sostenida.

Las variedades de papa usuales son wira pasña, kuncan tullo, runtus y en maíz, destacan oke sara, chullpi, paraccay, granada, surfu, ccasay huasa, ama huaccaychu, luntuya, michi kiru y yana.

Paymakis concentra en su territorio una red hidrográfica de 28 lagunas de las que nacen 11 ríos alimentados por 18 riachuelos. Hay 20 manantes permanentes en el año. Las familias son posesionarias de las tierras comunales, donde se practica la agricultura familiar campesina y dominan la producción diversa en distintos pisos ecológicos, disminuyendo riesgos ante el cambio climático. 
La mayor superficie se destina a la papa nativa, seguido del maíz que se produce en prácticas tradicionales, y están asociadas a la crianza de ovinos, vacunos, gallinas y cuyes. 

La puesta en vigencia de la zona de agro biodiversidad, permitirá “mejorar las condiciones de vida de los pueblos originarios mediante la promoción de la conservación y uso sostenible de la agro biodiversidad nativa fortaleciendo el sistema de conocimientos tradiciones, tecnologías e innovaciones”. 

Asimismo, “fortalecer y poner en valor sistema de conocimientos tradiciones, tecnologías e innovaciones de las comunidades campesinas. Fortalecer la memoria cultural entorno al manejo de la agro biodiversidad nativa procurando el aprovisionamiento de semillas que garanticen la seguridad y soberanía alimentaria de las familias asentadas en la microcuenca Paymakis”.
La migración de los jóvenes de la zona hacia las ciudades, las variaciones del clima, la ausencia del estado y servicios, se constituyen en riesgos latentes que se deben superar con la aplicación de políticas integrales, que serán necesarios implementar a través del Plan Maestro a crearse por el INIA.

La sostenibilidad de la zona, dependerá igualmente de la permanencia de los elementos técnicos de acompañamiento, de asistencia y capacitación técnica, de recursos financieros, de acceso a mercados, de fortalecimiento organizacional de las comunidades. Si no se aseguran estos pilares básicos, la experiencia puede resultar un fracaso, y las expectativas comunales defraudadas.
Paymakis viene a convertirse en un proyecto oportuno para que la próxima autoridad edil del distrito de Lambrama, incorpore en sus propuestas de gobierno local, un programa de desarrollo para esta zona con proyectos, perfiles y presupuesto.

El logro de esa alianza alcanzada entre pobladores, el municipio y la empresa privada, debe ser valorado en su real dimensión y corresponderá al nuevo gobierno municipal, en alianza con los mismos actores, vigilar su cumplimiento y disponer de lo necesario para que ese sueño regional se cristalice en desarrollo comunal y poner a Lambrama en una vitrina como la tierra de diversidad productiva. Estaremos atentos.

(Las fotografías son de IDMA Abancay).