lunes, 21 de marzo de 2022

La casa vieja se cae, hermano

La casa vieja se cae, hermano…
Escribe, Efraín Gómez Pereira

En reciente visita a Lambrama, con mis hermanos Genaro y Dino, me ganaron las lágrimas por la nostalgia y dolor al ver el techo de la casa de Tomacucho caído y sin visos de acogerse a una innecesaria reparación. Las lluvias de temporada, que se precipitan a raudales, han horadado sin piedad paredes y techos de la añeja vivienda de la familia Gómez.

Sentirse impotente ante una realidad que no podemos afrontarla, porque estamos lejos y hemos abandonado la casa de nuestra niñez, es un pecado imperdonable. Es una dolorosa realidad que nos caracteriza como humanos. 
Marzo 2022, dolorosa imagen de la casa de Tomacucho. Las lluvias y abandono. 

Solo nos queda recordarla como parte importante de la vida, parte de la férrea raíz que permitió desarrollar el tronco del árbol de los hermanos Gómez Pereira y Gómez Gamboa, en dos generaciones, que comulgan el respeto y el amor a la tierra de nuestros ancestros.

Es cruel admitir que una casa abandonada es como un ser vivo que sin sentir afecto ni calor, se deteriora lenta e irreversiblemente. Las viejas paredes de metro y medio de ancho de adobe, barro y piedra, levantadas en el barrio de Tomacucho, que soportaron estoicamente techos de tejas de arcilla añejas como la vida misma, permanecen aún de pie, con la seguridad que por fuerza de la naturaleza o decisión humana, también sucumbirán en cualquier momento. Así es la vida, como dirían los poetas.

Entre la emoción y la nostalgia, me permito rememorar la calidez acogedora de la cocina, ubicada en la parte superior del inmueble, a la que se ingresaba pisando una inmensa roca lisa empotrada en el piso de tierra. Pegada a ella, el cuarto de Antuco.

Cuántas historias familiares. Cuántas anécdotas, buenas y malas, como la vida misma, se habrán tejido dentro de sus paredes. Cuántas lágrimas de pena y alegría, matizadas con chicha de jora y cañazo compuesto, entre huainos y jarawis después de las chacrakuskas, habrán moldeado el piso de tierra de esa cocina, siempre abrigadora, siempre viva.
La casa de Tomacucho, en imagen de enero 2021. El paso de los años es irreversible. 

Un fogón hechizo que daba cabida a más de un par de ollas enormes que sancochaban motes, lawas, estofados. La tullpa de piedra y adobes alimentadas por leños de unca, generaban fuego, carbón y calor capaces de dorar un breve tiempo kankachos, chicharrones, cuyes rellenos incrustados en listones finos de murmuskuy.

El marán o batán de piedra de río tallada artesanalmente y plantada a unos pasos de la puerta, donde se molían café, maíz, chochoca, ajíes. El lamparín colgado sobre la cocina, guareciendo quesos maduros y ahumados, charkis. Los rincones abarrotados de leña, peroles, ollas gigantes de barro para madurar chicha; los makas y puiños, que esperaban su momento para brindar atención a Dora y Victoria.

La mesa de diario grande y arrinconada por una banca enorme de madera, la ventanita con malla que custodiaba apetitosas gelatinas de pata; los cuyes que en andanada variopinta ponían música celestial, son parte de esa escenificación natural, alumbrada por la tenue luz de un foco amarillento. Esa era la cocina.

Pegadita a ella, con la puerta de ingreso al medio de la casa, estaba la despensa, un cuarto grande que servía para guardar papa, ollucos, oca, en cahuitos armados de unca y tasta, encamados con ramas y hierbas secas de muña de altura y chachacomo, que impedían la proliferación de gusanos y roedores.

Frente a ellos, otro cahuito donde estaban colgados en fila ordenada, monturas, caronas, pellones, costales, lazos, reatas, picos y palas, allachus y hachas, para el uso productivo de don Laureano. En un rincón, la escalera enorme de eucalipto seco amarrado con kewes de cuero de vaca, daba acceso a la marka, donde había maíz, trigo y cebada en cantidades industriales, dispuestos para el uso diario, para la preparación de alimentos y cocavíes de los constantes viajeros.

Esa casa, hoy encorvada lastimosamente, al igual que la casa de los Altos, tiene una presencia gravitante en la vida de los hermanos Gómez de Tomacucho. La recordaremos, como se rememora a un ser amado, con nostalgia y pena, pero también con orgullo por haber sentido su protección de las lluvias y del calor, por habernos acompañado en la idiosincrasia de un pueblo ameno, tranquilo; donde primaban el respeto, la reciprocidad y la sinceridad.

jueves, 17 de marzo de 2022

Adiós, Pepe "Chino" Valle

Adiós, Pepe “Chino” Valle
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Qué difícil se hace articular ideas para redactar una nota de homenaje a un hermano de reciente, dolida y sorpresiva partida. Pedro José Valle Robles, quien nos dejó conmovidos en una mañana de jueves, en Lima, partió al viaje sin retorno.

Paco Sotelo, amigo común, pero más cercano a Pepe, el “Chino” Valle, me dio la infausta noticia que alteró cualquier plan programado para el día. Un lacónico y seguramente doloroso mensaje para Paco decía: “Efraco, murió el Chino Valle”. Mi respuesta fue una interjección de asombro, de dolor y pena.
Juan Juro, Rubén Quinte, José Saavedra, Waldo Ramírez, Efraín Gómez, con José Pepe Valle, en Abancay 2016.

Recordé que horas antes, la noche del miércoles, revisaba en mis archivos, las listas de los amigos de la Promoción 75, del colegio Miguel Grau de Abancay, para empezar a motivarlos de cara a las fiestas miguelgrauinas de octubre. Obviamente el “Chino” Valle estaba convocado. 

“Mira cómo son las cosas, Paco. Hoy nos toca despedirlo y recordarlo como un gran amigo, compañero, profesional, poeta, músico, fotógrafo, apasionado por las flores, pero sobre todo, un gran ser que extrañaremos”, atiné a escribir a través de las redes sociales, que dicho sea de paso, se cargaron de saludos y mensajes de pesar a los amigos y familia.

El más conmovedor y quizás el que resume el aprecio que se ganó José Pepe Valle, en sus fructíferos y amistosos años, fue el de Francisco Sotelo Valer “Paco”, que reproducimos, con autorización del amigo en común.
Gran pesar en la familia abanquina y miguelgrauina, deja la partida de Pepe Valle

Pedro José Valle Robles: “Hoy al despertar y luego de dar gracias a Dios, he recibido una terrible y lamentable noticia, el viaje sin retorno, aunque como creyente, sabemos que partiste al encuentro del Señor nuestro Dios, quien de seguro te tiene reservado un lugar en su reino.

Chinito, nos conocimos hace muchos años, en nuestra querida Gran Unidad Escolar Miguel Grau de Abancay, donde compartimos entre alegrías y momentos bonitos, nuestra época escolar. En ese trance nos enteramos que nuestros papás también se conocían y eran muy amigos. 

Durante esa etapa escolar compartíamos no solo las enseñanzas de nuestros profesores a través de sus academias, sino el gusto por la música en inglés, que con sus dedos delgados y ágiles en su guitarra, nos ofrecía Fernando Mendoza Valencia, quien también partió a la casa del señor hace algunos años.

Recuerdo, y hoy con dolida nostalgia, que en ese ambiente de inolvidables años juveniles, nos juntábamos con otros muchachos más, para disfrutar de los Beatles, Rolling Stones, Bachman Turner Overdrive, Bread, Emerson Lake & Palmer.

Tengo en la mirada fresca, que te gustaba tomar fotografías. Eras el único que tenía una cámara Kodak. Hacías poesía y te apasionaban las flores. Te conocíamos como un ser muy sensible y querendón, a quien todos tus amigos queríamos y respetábamos.
 
Tuviste amor por tu tierra Sañayca y Chalhuanca. En esa linda ciudad pequeña, conocí mejor a tus papás quienes me brindaron mucho cariño. Fuiste un tipo rebelde, con ideas claras y compañero aprista, como lo fue tu papá. Tengo tantos recuerdos de ti, hermano -que es así como nos tratamos-, venciste tantas adversidades, pero dejas en nuestra memoria el cariño de un mejor amigo. 

Vuela alto halcón. Que Dios te reciba porque fuiste un hombre bueno y así te recordaremos los hermanos de la promoción 1975 de la Gran Unidad Escolar Migue Grau de Abancay”. Gracias, Paco por esta sublime semblanza que nos permite despedir con aliento a nuestro querido “Chino”.

Agrego con la licencia del amigo que está en pleno viaje, algunas de sus frases y creaciones poéticas que conmueven por su realismo y grafican a Pepe Valle, “Chino” o “Halcón”, como un ser humano muy sensible y franco.

"Yo tengo al alma de niño y la sabiduría de la naturaleza, la ternura del amor". “Mi amor es mi ser y nunca dejaré de ser lo que soy”. “Un pueblo educado, se enferma menos que un pueblo ignorante. Dale más educación al pueblo y se necesitarán menos hospitales”.

“El amar no es el beso o la caricia que se va o se perdió un día de un amanecer cualquiera con su dueña a cuestas. El amar es ese ser humano que se quedó en la memoria”. “Si guardas mis poemas en tu memoria entonces no morirá el poeta, si guardas mi amor en tu alma entonces no morirá el amor. Que yo seguiré poeta en la eternidad y mi amor eterno”.

“Esclavos son aquellos que andan sobre las huellas de otros y no hacen sus propias huellas”. “Crear amor no cuesta nada, dar amor no cuesta nada, sin embargo es la mayor riqueza del ser humano”. “La única persona que merece tu confianza eres tú mismo, nadie más”.

Descansa en paz querido Pepe “Chino” Valle. Quedamos seguros en que la Gloria del Señor estará contigo. Nos dejas conmovidos.

miércoles, 9 de marzo de 2022

Mis libros en el Colegio de Periodistas

Mis libros en el Colegio de Periodistas
Efraín Gómez Pereira

La biblioteca del Colegio de Periodistas sumó a sus anaqueles, ejemplares de mis libros “Mavia, mi bálsamo”, y “Lambrama, miradas de nostalgia”, entregados al decano nacional, Ricardo Burgos y al decano de Lima, Luis Tipacti.
La donación se realizó en el local institucional de la avenida de Canevaro, en Lince, cuya prestancia recuperada y atractiva, con ambientes acogedores y bien conservados, me sorprendió gratamente.
Con los colegas Ricardo Burgos, decano nacional y Luis Tipacti, decano regional de Lima.

El decano del Colegio de Periodistas del Perú, Ricardo Burgos, al recibir los libros, destacó el interés y dedicación que colegas de diferentes condiciones, le ponen a la edición y publicación de libros, a través de los cuales se transmiten experiencias, enseñanzas y retos para las nuevas generaciones de periodistas y comunicadores.
Lambrama y Mavia, mis libros, en la biblioteca del Colegio de Periodistas.

Luis Tipacti, decano Regional de Lima, por su parte, agradeció el aporte e invocó a los miembros de la Orden a participar en las diferentes actividades académicas y de capacitación que organizan de manera permanente.
Mi agradecimiento a Ricardo y Luis, viejos amigos y colegas de respetable y reconocida trayectoria, quienes al recibir la donación tuvieron palabras de elogio que valoro.
“Mavia, mi bálsamo”, es un libro testimonial sobre la experiencia vivida en los tres últimos años de vida de mi esposa, que falleció de cáncer. Se trata de un texto que describe las intimidades de mi familia que debe afrontar el padecimiento de Mavia, en horas decisivas de lucha, esperanza y aprendizaje.
“Lambrama, miradas de nostalgia” el otro libro intenta, a través de crónicas publicadas en el diario Pregón, de Abancay rescatar, valorar y proyectar costumbres y tradiciones de del distrito de Lambrama, en Abancay. 
Los libros editados por Artífice Comunicadores, se encuentran a disposición en las principales librerías de la capital: Crisol, Virrey, San Cristóbal, Entre Páginas, Buscalibre, Artífice Comunicadores y en el WhatsApp 998707527. Y en Abancay, a través de Dino Pereyra, teléfono 983702108 y Genaro Gómez, teléfono 948977595.

jueves, 3 de marzo de 2022

"Presencialidad" en Lima y Lambrama

“Presencialidad” en Lima y Lambrama
Escribe, Efraín Gómez Pereira

Después de dos años de dificultades, dolor, traumas, ausencias y convivencia trastocada, millones de escolares regresan a la “normalidad” de las clases presenciales, lo que supone que miles de hogares peruanos también retornan a su “normalidad”. 

Los colegios deben adecuar sus capacidades de infraestructura física y personal, a los tipos de servicios educativos dispuestos: Presencial, semipresencial o a distancia, cada uno con sus características, en las que prevalecen los protocolos, aforos, procesos de aprendizaje que se complementan y los rigores exigidos por el Ministerio de Salud.

En Lima, durante la primera semana de marzo, hemos experimentado los ajetreos del primer día de clases en etapa de recuperar la normalidad. El reencuentro de los hijos, sin abrazos, apapachos ni algarabías, manteniendo distancias físicas, al verse después de muchos meses –como sería normal- ya es una situación no normal. Preocupación por el tema de salud mental que deberá ser parte importante del currículo escolar.
Colegio Innova Schools, en Chorrillos, Lima

A los usos habituales del plan académico, como son los útiles escolares, la lonchera, la movilidad; se suman de manera inevitable, medidas orientadas a preservar la salud, evitar contagios, acatar protocolos, llevar mascarillas y alcohol de uso diario, mantener distanciamiento en patios y aulas del colegio, exhibir el carnet de vacunación, llenar la ficha sintomatológica, etc.

Es una nueva normalidad a la que también los padres en el hogar deberemos adecuarnos de manera paulatina. De haber estado en modo 24/7 por dos años, encerrados en el domicilio, solo con algunas licencias necesarias, de las que los menores han estado casi exentos, pasamos a una etapa de ausencias prolongadas de los hijos, en ambiente de preocupación natural. ¿Estará bien? ¿Si se contagia? Nos toca mantener espíritu de razonable expectativa para que la normalidad regrese de manera paulatina.

En Lambrama, área rural

Lambrama, que tiene como otros distritos rurales, alumnos procedentes de comunidades alejadas, afronta un cuadro más preocupante, donde los protocolos oficiales casi colisionan con su realidad. La idiosincrasia del campo hace de los niños y jóvenes en edad escolar, partícipes directos de las actividades económicas y productivas de su comunidad, como las cosechas que coinciden con los meses iniciales del año lectivo.

Escuela Virgen de Fátima, en Lambrama

Así, además de seguir con el curso de la normalidad escolar, deberán doblegar sus responsabilidades a la nueva realidad que involucra a las actividades comunales y la asistencia a las aulas, en ambos casos acatando los protocolos necesarios y obligatorios.

Corresponde a las autoridades educativas y comunales, actuar de manera responsable y coordinada, para hacer viable que este retorno a la presencialidad se desarrolle sin contratiempos, permitiendo a los estudiantes lograr el máximo beneficio de la educación aún en tiempos de emergencia.
Escolar lambramino, en su domicilio. 

Para ello es imprescindible garantizar matrículas, docentes, infraestructura educativa, conectividad segura, pues la presencialidad será escalonada y las clases escolares se desarrollarán, desde el 14 de marzo, de manera semipresencial; es decir, unos días presenciales y otros a distancia.
En el colegio secundario “Guillermo Viladegut Ferrufino”, hay matriculados 139 alumnos, seis menos que el 2021, cuenta con la plana docente completa y la infraestructura educativa con algunas limitaciones, como la biblioteca, la baja conectividad y la distancia de los alumnos que viven en comunidades alejadas.

El municipio distrital ha facilitado un vehículo que permitirá movilizar a los escolares de las comunidades bajas de la quebrada y tiene el compromiso de mejorar el sistema de tecnología que asegure una conectividad adecuada. El director del colegio Alipio Chipana, mantiene la expectativa que a fin de año, la presencialidad llegue al 100 por ciento.
Colegio Guillermo Viladegut Ferrufino, Lambrama. 

En la escuela primaria, el director de la IE “Virgen de Fátima”, Juan Luis Salazar, confirma la matrícula de 68 menores, cuatro menos que el año pasado, con plana docente completa. Advierte, sin embargo, que dada la antigüedad de la estructura física del local escolar, hay necesidad de realizar reparaciones y mantenimiento urgentes, en los que el municipio distrital tiene la palabra.

Desde Lima, desde la Asociación de Residentes, abogamos porque el año lectivo se desarrolle de manera satisfactoria, para que los estudiantes lambraminos aprovechen las ventajas de la educación y los servicios que el estado comparte en situación de dificultad para todos. Este año proseguiremos con la campaña para dotar de libros y textos escolares a la biblioteca del colegio de Lambrama.